Sección: Reseñas
Publicado: 2017-01-01

Sven Beckert. Empire of Cotton. A New History of Global Capitalism. London: Penguin Random House, 2015.

  • Katherinne Giselle Mora Pacheco Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá
Sven Beckert, profesor de historia en la Universidad de Harvard, reconstruye la formación del capitalismo global con el hilo conductor del algodón. Su historia es multiespacial y de larga duración, desde la domesticación de la planta cinco milenios atrás y hasta los inicios del siglo XXI, con énfasis en los últimos cinco siglos, elaborada a partir de otras historias del algodón, sobre periodos cortos y regiones específicas, y del análisis de documentos consultados en archivos de Estados Unidos, Argentina, México, Australia, Japón, Egipto, Francia, España, Alemania, Inglaterra e India.
Cómo citar
Mora Pacheco, K. G. (2017). Sven Beckert. Empire of Cotton. A New History of Global Capitalism. London: Penguin Random House, 2015. Historia Caribe, 12(30), 351-354. https://doi.org/10.15648/hc.30.2016.13

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Sven Beckert. Empire of Cotton.

A New History of Global Capitalism. London: Penguin Random House, 2015.

DOI: http://dx.doi.org/10.15648/hc.30.2016.13

Sven Beckert, profesor de historia en la Universidad de Harvard, reconstruye la formación del capitalismo global con el hilo conductor del algodón. Su historia es multiespacial y de larga duración, desde la domesticación de la planta cinco milenios atrás y hasta los inicios del siglo XXI, con énfasis en los últimos cinco siglos, elaborada a partir de otras historias del algodón, sobre períodos cortos y regiones específicas, y del análisis de documentos consultados en archivos de Estados Unidos, Argentina, México, Australia, Japón, Egipto, Francia, España, Alemania, Inglaterra e India. El autor busca explicar cómo Europa, desde mediados del siglo XVIII, se apoderó de esa planta y su cultivo en otros continentes, para organizar a su favor la producción, el comercio y el consumo. A diferencia de otras materias primas que hasta entonces estuvieron bajo su control, como el azúcar o el tabaco, solo el algodón requirió del uso intensivo de mano de obra tanto en los campos como en las fábricas, creó el proletariado en Europa y multiplicó el trabajo esclavo y asalariado en las Américas, y alimentó las fábricas con garantía de mercados para sus productos finales.

A lo largo de catorce capítulos, la historia sigue una secuencia cronológica, con avances y retrocesos según cambian los protagonistas y sus estrategias. Inicia con la domesticación, cultivo y manufactura de diferentes variedades de algodón en América, Asia y África, por lo general a pequeña y mediana escala y sin crear monocultivos. Pasa por el despertar del interés europeo en el algodón a partir de la presencia mora en la Península Ibérica, las cruzadas y el comercio veneciano. Se concentra en la creación del “imperio de algodón” y destaca el papel de los británicos en apoderarse de los intercambios con los puertos otomanos, la tecnología de los productores de la India, las tierras de los nativos americanos, y luego competir con la reducción de costos laborales a través de la invención de hiladoras mecánicas.

Sin desconocer las explicaciones tradicionales sobre el desarrollo económico de Europa, entre las que destaca las ventajas geográficas, los cambios institucionales y la Ilustración, Becket considera como motor principal la unión entre el poder del capital y el poder del Estado para forzar un complejo de producción global y configurar el que llama “capitalismo de guerra”, que combinó esclavitud, expropiación de nativos, expansión imperial, comercio armado, prohibiciones o restricciones a la producción y el comercio y espionaje industrial. El paso al capitalismo industrial se produce cuando se encuentra una nueva forma de movilizar trabajo, capital y mercados. En Europa, el trabajo se pudo movilizar por los cambios en el campo, incluidos los legales, que estaban expulsando población a las ciudades y creando proletarios. Un Estado burocrático y centralizado garantizaba un uso del suelo acorde con los intereses de desarrollo y regulaba la industria. La expansión imperial reducía las afectaciones a la estructura social interna y la dependencia de recursos domésticos.

En ese proceso de consolidación del capitalismo industrial, el autor destaca el impacto global de la Guerra Civil en Estados Unidos. Entre las consecuencias experimentadas señala la disminución de la oferta de algodón para las fábricas europeas que alimentó el desempleo y la especulación; la creación de nuevas formas de coerción para el trabajo asalariado; y, la caída de la oferta norteamericana, la expansión de las áreas cultivadas en lugares como India, Asia Central, Corea, Brasil y África. El control de territorios por parte de Estados Unidos, las potencias europeas, Japón y Rusia, contribuyó aún más a imponer el cultivo de algodón. Si bien el autor reconoce que tanto en ese proceso de expansión de finales del siglo XIX como en el de finales del XVIII en el sur de Estados Unidos y el Caribe, no solo hubo interés en incrementar la producción de algodón sino un problema de agotamiento del suelo por la demanda de nutrientes de la planta; no hay una profundización en estos aspectos ambientales que pudieron jugar un papel en la demanda de tierras. No tiene en cuenta factores relacionados con la transformación de las prácticas agropecuarias que se estaban produciendo para entonces y facilitaron la expansión, como el uso de fertilizantes y maquinaria o los proyectos de desecación o irrigación. La misma ausencia de factores biofísicos se evidencia en su explicación de las grandes hambrunas que a finales del siglo XIX aquejaron a Brasil e India y que, basado en Davis1, atribuye al monocultivo de algodón y los intereses imperiales; aunque la vulnerabilidad había aumentado, no se puede negar la ocurrencia de fenómenos como El Niño que, en efecto, provocaron sequías severas. Tampoco todo deterioro puede vincularse con proyectos capitalistas, pues, aunque hace una breve referencia a la desecación del mar de Aral2, no menciona que el proceso ocurrió bajo dominio soviético.

Para Beckert, es en la segunda mitad del siglo XIX y en el marco de la ampliación de áreas cultivadas de algodón, cuando los comerciantes fueron protagonistas y presionaron a los gobiernos en temas de infraestructura que afectaban la movilización de bienes e información. Los Estados no solo respondieron positivamente en ese aspecto, sino que produjeron normativas que transformaron la tenencia de la tierra (y privaron a muchos de áreas comunales de subsistencia) y se convirtieron en recolectores y difusores de información sobre todos los aspectos del cultivo del algodón, para lo cual se organizaron expediciones para compilar información sobre las condiciones biofísicas y sociales para la producción. Aunque el autor olvida que estas acciones no fueron características solo de las regiones algodoneras, sino que se repitieron donde había un interés de exportar materias primas; el caso le sirve para argumentar que durante la mayor parte de la historia del capitalismo el proceso de globalización y la necesidad del Estado-nación no fueron conflictivas, como podría considerarse, sino que más bien se reforzaron mutuamente.

Según el autor, el fin del “imperio del algodón” se relacionó directamente con la descolonización, destacando la relación entre el nacionalismo y la producción de textiles en el caso de India. El retorno de la producción a los mismos lugares de la antigüedad se vio favorecido por los procesos de industrialización impulsados por las élites locales, en especial en Brasil, México, India y Egipto, que encontraron poca resistencia de las potencias por los bajos costos de la mano de obra. Desde 1970, con especial fuerza desde 1990, quienes dominan los intercambios de la materia prima son las grandes cadenas de comercio minorista de vestuario, que controlan los contactos entre los participantes en el proceso productivo. Aún requieren el respaldo del Estado, pero no de uno en especial sino de la multiplicidad de ellos y sus diferencias, que les brindan condiciones para la actividad económica, especialmente en lo que respecta a demandas laborales y la optimización de ganancias donde son desatendidas.

Katherinne Giselle Mora Pacheco

Candidata al doctorado en Historia

Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá

kgmorap@unal.edu.co


1 Mike Davis, Los holocaustos de la era victoriana tardía: El Niño, las hambrunas y la formación del tercer mundo (Valencia: Universitat de Valéncia, 2006).

2 Sven Beckert, Empire of Cotton. A New History of Global Capitalism (London: Penguin Random House, 2015), 432.