Reseña
A-normalidad quebrada
¡Y qué…! De Víctor Raúl Jaramillo Restrepo*
David Esteban Zuluaga Mesa**
Fundación Universitaria Luis Amigó
DOI: http://dx.doi.org/10.15648/cl.26.2017.10
Recibido: Noviembre 11 de 2016 * Aprobado: Marzo 16 de 2017
Escribir sobre sí mismo es el reflejo de que nos hemos emancipado de nosotros
mismos y pretendemos ponernos en el centro del mundo. Por eso la autobiografía
de un poeta no puede comprenderse como las palabras de un hombre que habla
de sí; sino como las palabras de un hombre que se habla a sí mismo, que se
emancipa del mundo para privilegiar el propio, que se sumerge en la más honda
soledad para regocijarse en su más profunda intimidad.
Retirarse del mundo exige tres cosas fundamentales: soledad para desnudar el
pensamiento; voluntad filosófica para no desear conocer lo inefable, para anular
la necesidad de construir el principio de todo; y espíritu para no perder el camino
cuando vamos de la sima a la cima, para no caer de rodillas ante los mandatos y
la desproporcionada ambición de la sociedad fratricida.
Pensar-se, del modo en que lo hace el poeta, es pensar en la humanidad entera,
por eso Víctor Raúl (el poeta), Ramambrú-Simandra-Actara (el poeta del lugar
* Filósofo, poeta y músico antioqueño. Entre sus publicaciones más recientes destacan: “Aproximaciones al arte y
a la religión desde la antropología filosófica en el contexto de la postmodernidad y la globalización” (FUNLAM,
2008); “Creación y sentido: posibilidades de la estética y la religión” (FUNLAM, 2008), “Tatuajes de viento”
(Tambor Arlequín, 2010); la novela “Sonata de una muerte” (Transeúnte Editor, 2008); ¡Y qué…! (2015) Con
ISBN 978-958-58567-8-3 y un gran número de trabajos musicales y poéticos. Su último libro se publicó en
noviembre de 2015 bajo el título Con la piel en el empeño.
** Filósofo y especialista en docencia investigativa universitaria de la Fundación Universitaria Luis Amigó. Ma-
gíster en Filosofía por la Universidad Pontificia Bolivariana y candidato a Doctor en Filosofía en la misma
universidad. Director de la revista Perseitas y líder del grupo de investigación Filosofía y Teología Crítica de la
Facultad de Educación y Humanidades de la Funlam.
david.zuluagame@amigo.edu.co
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oscuro de la oscuridad total) y Saday (que es un alter ego) al preguntarse, nos
preguntan:
¿Vives todavía tu vida? Si tu vida es eso que elegiste ¿qué más esperabas? ¡Te-
nías que quebrarte antes de aprender a caminar¡ ¿Me escuchas? ¿Me escuchas
todavía?: ¿estás asustada soledad? ¿Tienes miedo voluntad?: es porque tú no te
conoces, porque no eres dueña de ti misma. Tú que me escuchas, avanza hacia tu
más profunda intimidad (Jaramillo, ¡Y qué…!).
¿Lo entiendes ahora? ¿Por qué habría yo de escribir acerca de historia, de filo-
sofía o de cualquier otra cosa distinta al mundo tal cual como lo encontré? Si el
mundo es mi mundo ¿por qué tendría yo que escribir acerca de tu mundo? Y ¿Por
qué mi mundo respecto al tuyo habría de ser anormal? ¿Respecto a qué eres tú
normal? Debes comprender que no hay anormalidades, hay sí anormalizadores
que niegan el mundo como posibilidad, como pluralidad. Mi normalidad es la
Esquizofrenia ¿es esa también la tuya?, ¿no?... Tranquilo, no hay por qué alar-
marse, no eres esquizofrénico, aun así también eres normal. Qué complejo es,
sin embargo, vivir nuestra propia normalidad ¿no lo crees? Qué valor se requiere
para siquiera lograr entablar íntimamente un diálogo ¿te has dicho algo alguna
vez?
A veces pienso que la más grave anormalidad (la más dañina) consiste en pen-
sar que hay una normalidad en la que no cabe mi mundo. Los de oro y purpura
–como los nombra Víctor– sabe bien de esto (ha de ser normal también la arro-
gancia y la pedantería): “quien no piense como yo no hace parte del mundo” –
gritan a viva voz– y, tienen razón; quién en su completo juicio querría hacer parte
de ese mundo hostil y reducido.
El verdadero mérito del poeta es saberse vivo, su mayor angustia: vivir. La lu-
cidez que se desprende de su obra está plagada de sufrimiento, primero por la
“racionalidad” egoísta y asesina del homo sapiens destructor; segundo, por la
insensatez de los que dicen conocer el origen, el sentido y se empeñan en vender
tiquetes para la vida eterna mientras pierden el sentido de la tierra. El sentido de
la vida del poeta radica en la complejidad del vivir su mundo –que es mi mundo–
de pensarlo tal como se muestra ante sus ojos –que son mis ojos– de verlo como
una posibilidad igual que el nuestro.
¿Esto es la vida? “somos carne vencida, cocida tierra terrible, madrugada del
acecho que comienza a latigar el tiempo cuando abrimos los ojos” (Jaramillo,
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Sonata de una muerte, 18), ¿esto es la vida? ¿Eso somos? Entonces, ya que he-
mos vencido la muerte, ahora que nos ha sido dado un nuevo corazón –a sangre
y tinta– vivamos de nuevo.
Esquizofrenia: Saday (el alter ego): “el límite que desborda el mundo y lo aco-
rrala, que lo sujeta como una arquitectura lógica; ¿pero qué lógica?” (Jaramillo,
Sonata de una muerte, 121): la del corazón delator que Poe hace palpitar desde su
sepultura –ojo de buitre, viejo, azul, ojo de buitre–; la de un Libro de arena que
inicia en cualquier lugar y finaliza en ninguna parte; la de un Aleph repotenciado;
la de un Kafka metamorfoseado; la de un Caeiro naturalizado.
¿Qué lógica?: la que te potencie: la mía, por ejemplo, es la de tu risa: simpli-
ficación de tu ser, esquiva y provocadora, viva como el dios de un trapecista;
símbolo que invita al salto. La de Víctor, la del poeta, la que lo hace un maestro,
para muchos, con sus guturales, para otros con sus letras, para mí con su exis-
tencia auténtica; Víctor para mí, es sobre todo, un ser humano auténtico, es por
ello que le es permitido el diálogo ad intra y, además, soportarlo, es por eso que
en su música, en sus letras y en su existencia se integra lo que él ha nombrado la
familia del mundo; su arma: el diálogo, su bandera: la posibilidad de crear (no
apta para “normales”).
Es esa vida auténtica la que subyace de este libro; ¡Y qué…¡ es un viaje al interior
de un hombre con el suficiente valor para contarlo; un encuentro con otro que
desde su silencio ha hecho de muchos otros verdaderos combatientes. ¿Cómo
puede estar loco un hombre que dialoga consigo mismo, que construye sentido,
que se regocija en la poesía? “¿Por qué razón que se sienta no ha de ser más
verdadera [su historia] que todo lo que los filósofos piensan y todo cuanto las
religiones enseñan?” (Jaramillo, p.32).
Deja que las cosas sean en su aparecer y escucha en silencio. Lo demás déjalo
para ti y luego marcha no sin antes procurar abrazar tu propio espíritu.
Seamos diálogo.
Referencias bibliográficas
Jaramillo Restrepo, V. (2008). Aproximaciones al arte y la religión desde la an-
tropología filosófica en el contexto de la postmodernidad y la globalización. En:
Funlam, VI, 17-41.
Jaramillo Restrepo, V. (2008). Sonata de una muerte. Medellín: Transeúnte Edi-
tor.
Jaramillo Restrepo, V. (2015)¡Y qué…!. Medellín: Hilo de plata editores.