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identidad. Franz Fanon por el contrario, indica que no hay que buscar ningún
pasado, pues este no puede guiar en la actualidad. La solución de los pueblos
negros, a diferencia de lo que formula Cesaire, no está en asumirse como ne-
gros, pues esa es precisamente la trampa del racismo, hay que afi rmar lo negro
superando lo negro para convertirse en ser humano. Estos son dos intelectuales
negros en París, pensando el Caribe desde París. Glissant, por su parte, intenta
construir una nueva idea de Antillanidad y de Caribeñidad desde las islas, y para
ello piensa la historia de una manera distinta a la tradicional. Es decir, asumien-
do que la historia de su natal Martinica está por descubrirse, y rechazando los
parámetros occidentales que la conciben como una extensión de la historia de
Francia, este autor introduce nuevos conceptos y metáforas que se consideran
aportes a nuevos paradigmas neocoloniales. Para él, la historia del Caribe está
hecha de fragmentos no de períodos, pues asumiendo fragmentos es que se aleja
de los grandes esquemas. A través de la metáfora del rizoma construye el Caribe
como una relación múltiple, una multirrelación en sus palabras, que más que ser
plural tiene un comportamiento que se expande sin orden, que se construye bajo
un sistema de relaciones abiertas, relaciones que hacen de cada isla una apertura
(Glissant, 2005). El pensamiento contemporáneo se nutre de la clara intención
de Glissant de tomar distancia de la Historia celebrada por los imperios, una
Historia que se escribe así, con H mayúscula y que ha hecho de la nuestra una
no historia. Él cree en las historias con minúscula, que es la propia de las gentes
Caribe, que han tenido que vivir sin tener conciencia de ella, historias que se en-
cuentran, que son transversales, subdérmicas, subterráneas. Esa es precisamente
la historia construida a partir de lazos comerciales y de conexiones culturales,
una historia llena de vínculos e integraciones (Glissant, 2006).
Glissant se revela como un verdadero icono de interpretación y explicación de la
identidad. En lo que él llama Conciencia Antillana y Tiempo Antillano, encaja la
diversidad del Caribe, una diversidad impresa en su condición de impureza, de
pueblos errantes y culturalmente mezclados. Desde el repoblamiento de la Trata
y el subsiguiente mestizaje hasta las diásporas recientes, se representan esos he-
chos catalogados por Glissant como de aperturas, rupturas y de relaciones múlti-
ples. Este es un discurso que invita a repensar y reformular la memoria histórica,
al tiempo que le otorga al Caribe su verdadero sentido de región. Con Glissant se
reelabora el concepto de criollización, reformula (desde la perspectiva de Fanon)
las categorías de conciencia y alineación en el Caribe, introduce la categoría de
caos y de la errancia para estudiar el Caribe, así como las metáforas del rizoma
y de la multirrelación para defi nir el Caribe, con las cuales sustenta que la histo-
ria del Caribe es, en esencia, una historia subterránea, así como la de Brathwait
MURIEL VANEGAS BELTRÁN
CUADERNOS DE LITERATURA DEL CARIBE E HISPANOAMÉRICA • ISSN 1794-8290 • NO. 25 • ENERO-JUNIO 2017 • 155 - 169