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sus leyes), no sufre de un desorden mental, sino que está entre las personas más
cuerdas y sanas del país. Cheila, una casa pa’ maíta muestra esto recurriendo a
la representación sórdida de una extensa familia cuyos miembros se caracterizan
por la irresponsabilidad, el irrespeto y el abuso. Esta familia, una metáfora de la
Venezuela chavista, es incapaz de aceptar a los diferentes y los obliga a que se
exilien, gurativa o literalmente, porque la intolerancia es la característica de una
sociedad que se niega a crecer, a formar parte del siglo XXI
17
.
A la retaguardia en políticas de la sexodiversidad
Tanto La quinta Dayana como Cheila, una casa pa’ maíta metaforizan las di-
cultades que el sujeto trans afronta en Venezuela hoy en día. A partir de lo que la
obra teatral y la película representan, Venezuela –cuyo Gobierno desde 1999 se
autoproclama como revolucionario– está a la retaguardia en el tratamiento que
le da a la comunidad transexual. En este sentido es revelador hacer una compa-
ración, aunque sea muy breve, entre Venezuela, Cuba y Argentina, países con
los que el Gobierno chavista tiene importantes lazos ideológicos. En Cuba no
está prohibida la cirugía de reasignación sexual (Fernández Martínez, 2008). De
hecho, la primera operación de este tipo ocurrió en 1988 pero, debido a la contro-
versia resultante, no se volvió a repetir (Castro Espín, 2008). Sin embargo, en un
caso legal muy parecido al de Tamara Adrián, entre 1996 y 1998 se ventiló en un
tribunal habanero la situación de un sujeto que había tenido la operación genital
en el exterior y deseaba obtener documentos legales que reejaren su cambio
de sexo (de masculino a femenino). En 1998 un juez decidió a favor del sujeto
transexual; casi simultáneamente, entre 1997 y 1998, trece personas transgéne-
ros que estaban siendo atendidas en el Centro Nacional de Educación Sexual, el
organismo de investigación y educación sexuales dirigido por Mariela Castro
Espín, hija del presidente Raúl Castro, lograron “cambiar el carné de identidad
por otro nuevo con nombre femenino y foto actualizada” (Fernández Martínez,
2008). Aunque Cuba aún no cuenta con una ley que regule el cambio de sexo, es
indudable que tiene una política sexodiversa más humana que la puesta en prác-
tica en Venezuela, a todas luces transfóbica.
17 Cheila, una casa pa’ maíta, el guión, fue escrito el mismo año que en España se aprobó la Ley 3/2007, “regula-
dora de la recticación de la mención relativa al sexo de las personas”; y cinco años antes de la aprobación de
la Ley 26.743 en Argentina, que reconoció el derecho de toda persona a ser “tratada con su identidad de género
y, en particular, a ser identicada de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad respecto a el/los
nombre(s) de pila, imagen y sexo con los que allí es registrada”. Como los lectores recordarán, Palencia residió
en España desde 1991 hasta 2004, así que con toda seguridad estaba al tanto de las discusiones que ocurrieron
en este país y que llevarían a la aprobación de una ley que, con cinco años de diferencia de la argentina, ha sido
sometida a serias críticas y que a todas luces debería ser reformada. La compilación que Miquel Missé y Gerard
Coll-Planas editaron contiene numerosos ensayos que muestran el estado de las discusiones hacia 2010.
Cuadernos de Literatur a deL C aribe e Hi spanoamér iCa • i ssn 1794-8 290 • no. 22 • JuLio -diCiem bre 201 5 • 69 - 9 0
de La quinta Dayana a CheiLa, una Casa pa’ maíta: representaCiones de La transexuaLidad femenina