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de construir los propios instrumentos de trabajo y crearse las propias, nuevas
metáforas, “cada mañana”
8
. Además, es preciso destacar que la elaboración de la
genealogía del mulato en Walcott representa una zona inquietante: la asunción de
la conciencia dividida de pertenencia racial, un aspecto que remite a la experien-
cia de lo que no admite ser sintetizado ni neutralizado sino que, por el contrario
se proyecta conictivamente en términos de escisión biográca de un sujeto, en
la lectura que hace de su presente cultural, como es posible leer en numerosos
momentos de la obra. Y como lo registran, además, las líneas que en el poema
“Un lejano grito del África” dicen: “Yo, que estoy envenenado por la sangre de
ambos, / ¿hacia dónde volverme partido por las venas?” (2012, p.29); o las líneas
que en el ensayo “La voz del crepúsculo” señalan: “de tal modo que siendo como
soy mestizo, me produce escozor ver la palabra Ashanti
9
o la palabra Warwick-
shire, las cuales por separado insinúan las raíces de mis abuelos” (2000, p.21).
Por esas vías, irrumpe la defensa de una matriz intercultural irreductible del Cari-
be, que tanto implica una reconstrucción de la conciencia agónicamente dividida
del mulato que Walcott representa
10
, como la reelaboración en un contexto neo-
colonial postnacionalista de máscaras identitarias fuertemente interpeladoras del
racismo colonialista, que en las décadas del 60 y 70 habían actuado intensamente
en su trayecto creativo para la construcción de una cultura caribeña resistencial
frente a la colonialidad del poder (Quijano, 2000; Puri, 2004). Así en el ensa-
yo “La voz del crepúsculo” antes mencionado, es posible reconocer algunos de
aquellos vectores cuando Walcott cuestiona rituales de ciertas vertientes del tea-
tro europeo contemporáneo:
El culto a la desnudez en el teatro alternativo, […] no es única-
mente nostalgia de la inocencia perdida, sino la expresión del re-
y argumentan sobre los grandes sucesos de Inglaterra y, con Froude, Trollope y exiliados antillanos contem-
poráneos han contribuido a la propagación del racismo y, por otro lado, con viajeros como Charles Kingsley, a
quien el poeta santaluciano considera el autor del primer libro antillano (At Last [Al n]), y ha construido una
mirada “más amable”.
8 Para Walcott, Crusoe representa menos un viajero colonizador que un artesano y un náufrago “proteico”, más-
caras con las que el autor santaluciano identica las matrices del quehacer artístico con las que la sociedad con-
temporánea condena a los creadores, en particular a los poetas. Mencionado insistentemente en sus trabajos en
prosa, es tomado de modo cenital como un personaje “proteico” en el ensayo “La gura de Crusoe” (Walcott en
Hamner, 1993), momento en el que el poeta reexiona, además, sobre varias cuestiones de índole compositiva
que se corresponden con las búsquedas desplegadas en el decisivo poemario The Castaway and other Poems [El
náufrago y otros poemas] de 1965.
9 Los ashantis o asantes son una etnia muy importante de Ghana de la que proviene Alix, madre de Derek Walcott.
Warwickshire, en cambio, es el nombre de un condado en Inglaterra, donde nació el padre del autor.
10 La experiencia de conciencia dividida, como efecto de tensiones abiertas por la herida colonial, fue considerada
entre otros, por W.E.B. Dubois y atraviesa numerosos momentos de la escritura walcottiana.
Cuadernos de Literatur a deL C aribe e Hi spanoamér iCa • i ssn 1794-8 290 • no. 21 • enero -Junio 2015 • 145 - 161
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