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cansancio. De hecho, la madre de la familia de León resulta ser la única respon-
sable y sustentadora del clan, a pesar de albergar a un tío de Óscar, un seductor
empedernido que intenta, mal que bien, deshacerse de las drogas. Sabemos tam-
bién que esta familia vive en un piso humilde en las afueras de Paterson, una ciu-
dad en los suburbios de Nueva York donde predominan los inmigrantes hispanos
y árabes. Así pues, bajo la pluma de Yunior, la diáspora también toma la forma de
un cuerpo dañado y herido en su intento de integrarse y conformarse a la norma
estadounidense, a pesar de que siempre seguirán siendo para ella, cuerpos Otros.
Por consiguiente, se puede decir que el relato “normalizador” de Yunior (Berla-
ge, por venir) también recrea la isla al re-memorizarla, y su memoria actúa como
un escalpelo que diseca un cuerpo deforme y fragmentado que se hace y deshace
al ritmo de las idas y venidas de la diáspora. La novela vincula la dimensión cor-
poral individual de Óscar con el cuerpo isleño nacional pero también diaspórico.
En este sentido, cabe recordar uno de los epígrafes con el que abre la novela: se
trata de un poema de D. Walcott “The Schooner Flight” que aborda directamente
la cuestión de las particularidades del Caribe y de multiplicidad de las raíces
de los caribeños que, en lugar de ser celebradas, se asimilan a la nada: “I have
Dutch, nigger, and English in me, and either I’m nobody, or I’m a nation” (Derek
Walcott, citado por Díaz, 2008a s.p.)
31
. Como lo destaca E. Shiette (2010), Díaz
ilustra cómo el Caribe pasó de la identidad a la nada por medio del proceso colo-
nial al demostrar cómo este último siguió extiéndose con Trujillo –al reproducir
el blanqueamiento de la población e imponer una organización sumamente jerár-
quica injusta y violenta de la sociedad dominicana– y ahora en la explotación de
la diáspora dominicana. Podríamos concluir, de este modo, que la novela de Díaz
es, en terminología feminista, interseccional
32
puesto que abarca una dimensión
tanto racial y de clase como la herencia colonial que, todos juntos, inuenciarán
el modelo de género que sustenta la masculinidad hegemónica a la que Óscar no
corresponde.
31 “Tengo algo de holandés, negro e inglés, así que o no soy nadie, o soy una nación” (Derek Walcott, citado por
Díaz, 2008b).
32 La palabra “interseccional” es la traducción más corriente de la palabra inglesa “intersectional”. Es un concepto
que la socióloga K. Crenshaw formuló por primera vez en su artículo “Demarginalizing the Intersection of Race
and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory and Antiracist Politics”
(1989), pero cuyas raíces remiten al feminismo de los años 60 y 70 si se toma en cuenta el debate entre el
feminismo socialista y las feministas marxistas clásicas acerca de la preeminencia de la opresión de clase o de
género. A grandes rasgos, se podría resumir la perspectiva interseccional como una perspectiva que se sitúa en la
encrucijada de varias categorizaciones como la raza, la etnicidad, el sexo, el género, la clase social, etc., para dar
cuenta de la situación de poder de un agente/sujeto/colectivo. Es una herramienta que utilizan los sociólogos y
los especialistas culturales, pero también muchas feministas e investigadoras antirracistas al teorizar la opresión
y las políticas de identidad (Nash, 2008).
Cuadernos de Literatur a deL C aribe e Hi spanoamér iCa • i ssn 1794-8 290 • no. 21 • enero -Junio 2015 • 17 - 38
Cuerpos imaginarios. una LeCtura de The Brief Wondrous Life of oscar Wao, de Junot díaz