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La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de
clases a la lucha de géneros? Aportes para
la comprensión práctica de los movimientos
sociales: el caso “Ni Una Menos”
The feminist collective action. From the class
struggle to the gender struggle? Contributions
for the practical understanding of social
movements: the case “Ni Una Menos”
Luis Carlos Castro Riaño
1
Universidad Nacional de la Plata, Argentina
DOI: http://dx.doi.org/10.15648/am.31.2018.8
Recibido: Julio 5 de 2017 Aceptado: Noviembre 15 de 2017
Cita de este artículo (APA): Castro, L. (2018). La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la
lucha de géneros? Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una
Menos”. Amauta, 16(31), 113-155. http://dx.doi.org/10.15648/am.31.2018.8
1. Autor de correspondencia: Correo electrónico: lucacas2010@hotmail.com
Resumen
En este artículo me propongo elaborar una explicación factible de los movimientos sociales contemporáneos consi-
derando la acción colectiva feminista del caso argentino “Ni Una Menos” y cuatro componentes visibles en ella: el es-
tructural, el político, el estratégico y el cultural. Para ello incorporo algunas perspectivas de las diferentes teorías de la
movilización social; repaso los postulados centrales del feminismo materialista francés, la teoría queer y el feminismo

haciendo énfasis en las gramáticas de la vida pública que se implementan en estos últimos. El texto presentado tiene por
objetivo reforzar el vínculo entre la comprensión y práctica de la protesta social.
Palabras clave: movimientos sociales, acción colectiva, esquemas de interpretación, gramáticas de la vida pública.
Abstract
In this article I propose to elaborate a feasible explanation of the contemporary social movements considering the
feminist collective action of the Argentine case “Ni Una Menos” and four visible components in her: structural, political,

-
gies of mobilization, the repertoires of action and the frameworks of mobilization, with emphasis and the grammars of
public life that are implemented in the latter. The text presented aims to reinforce the link between the understanding
and practice of social protest.
Key words: social movements, collective action, interpretation schemes, grammars of public life.
116
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”

“Venceremos. Nosotras, nuestros hijos e hijas, todas las generaciones
que nos sigan y que van a seguir llenando de sentido este camino en el
que estamos”
1
Introducción
Recientemente en Argentina, al calor de la consigna “Ni Una Menos” –que
surge, según sus propias promotoras, a propósito de la necesidad de decir
“basta de feminicidios” y de denunciar la “violencia machista”– se han preci-
pitado movilizaciones y protestas sociales que han alcanzado países céntri-
cos como España, Polonia, Italia y Estados Unidos. Las mismas entre otros
aspectos denuncian hechos de violencia concretos, apelan a argumentos
sustentados en un universo simbólico y epistemológico, reivindican un su-
jeto/sujeta político/política aunado en la diversidad y comparten la misma
conciencia respecto de las urdimbres de la supremacía histórica del sistema
patriarcal en la connotación, rol y función social de las mujeres. El fenómeno
desde 2015 ha logrado movilizar a miles de personas en varias oportunidades
(tres de ellas cada 03 de junio: 2015, 2016, 2017), y se ha materializado en
múltiples ciudades de América Latina, convirtiéndose en un tema de inte-
rés general que, si bien no deja de ser ajeno al debate y la polémica por las
susceptibilidades que alude, moviliza y aporta principios neurálgicos para la
comprensión de la conformación de actores sociales.
Considerando esta expresión, más allá de sus singularidades, como un mo-
vimiento social propio de la cultura sociopolítica contemporánea, me pro-
pongo elaborar un esquema explicativo de sus dinámicas mediante la extra-
polación crítica de algunas categorías teóricas propicias para su cognición,
y la observación de cuatro dimensiones visibles en sus prácticas, a saber: la
estructural, la política, la estratégica, y la cultural. La pregunta por la lucha,
señalada en el título, responde a un ardid metodológico para ilustrar, en sen-
-

1 Palabras de Nora Cortiñas, militante defensora de los Derechos Humanos y presidenta de la Aso-
ciación Madres de Plaza de Mayo (línea fundadora), al cierre de la movilización del colectivo “Ni
Una Menos” el 03 de junio de 2017.
117
Luis Carlos Castro Riaño

sobre las demandas en cuestión o elaborar una respuesta acabada al por qué
y al cómo de la precipitación de estos eventos, ya que considero, por una par-
te, que el problema de la violencia contra las mujeres, dentro de lo posible,
debe ser abordado en un espacio versado; y por otra, que los movimientos
sociales son sistemas de múltiples procesos en permanente constitución y
-
ria.

entre la comprensión amplia y la práctica de estos mecanismos, como me-
dios de participación política informal, a partir de los rastros visibles del caso
“Ni Una Menos”. El análisis se basa puntualmente en sus enunciados, y en

señalo cuáles son sus argumentos epistemológicos, describo cuáles son las
circunstancias generales en las que se constituyen, exploro qué condiciones
han incrementado su capacidad expresiva y cómo se han instalado en el ima-
ginario social.
La metodología es cualitativa y las técnicas de investigación incluyen la
observación empírica, el análisis de literatura especializada, de artículos
de prensa digital, de medios de información alternativos, y de entrevistas
a algunas organizadoras y activistas del movimiento de mujeres argentino,
realizadas por la Revista Sudestada
2
y publicadas en su edición número 146.
El texto contiene cuatro apartados. En el primero presento una síntesis del
marco teórico que hace cognoscible el fenómeno, con el ánimo de satisfa-
cer algunos aspectos que considero preliminares: uno, refrendar lo que asu-
mo aquí por movimiento de protesta social; dos, esbozar el devenir de sus
expresiones; tres, señalar las tendencias de su connotación en el tiempo; y
cuatro, familiarizar al lector con las categorías que incluyo en el análisis. En el
segundo apartado me aproximo a la trayectoria del feminismo en general y
a los argumentos centrales de sus bases epistemológicas en particular: el fe-
 
las diversas alternativas de la vida artística de Argentina en general, y también sobre la historia y
actualidad latinoamericana.
118
minismo materialista francés, la teoría queer y el feminismo decolonial. En el
tercero abordo el referente empírico deteniéndome en sus orígenes, en sus
tácticas, en sus repertorios, en sus enunciados y en la constitución de las gra-
máticas que los constituyen. En el último apartado presento las conclusiones

1. ¿Por qué movimientos sociales? Antecedentes y deniciones
          
tanto para el análisis como para la praxis
3
de la lucha social, es el marxista.
Sus primeros autores, Marx y Engels –en el contexto de las insurrecciones y
revoluciones europeas del siglo XIX– distinguían a los grupos sociales como
clases, se concentraban en las contradicciones internas de las relaciones de
producción que las vinculaban, y sostenían, entre otros aspectos, que los
        
entre ellas. La “lucha de clases”, noción y lógica que implementaron para


el enfoque de la “psicología de las masas” propuesto por Gustave Le Bon,
Gabriel Tarde, y posteriormente por Sigmund Freud, que se concentraba en
aspectos de la personalidad y atribuía los levantamientos a la irracionalidad

otro, el enfoque “estructural-funcionalista”, de Talcott Parsons y Robert Mer-
ton, que consideraba las tensiones de la estructura social y distinguía el com-
portamiento en dos tipos: el “normal”, propio de las lógicas institucionales
de los grupos de presión y oposición; y el “anormal”, propio del conductismo
colectivo (Collective behaviorism) espontáneo, originado en la ruptura del or-
den, y asociado, en esta óptica, a los motines, a las revueltas y a las turbas.
Estas lecturas en pocas palabras aducían que las multitudes eran manipu-
ladas por minorías de agitadores y se manifestaban “en forma irracional y
violenta” bajo la sugestión de aquellos (Melucci, 1999, p.27).
3 Aludo a la acción que se constituye entre los sujetos, es decir a la conducta humana en interferen-
cia intersubjetiva.
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”

119
Entre los años cincuenta y principios de los sesenta el sociólogo y economis-
ta Neil Smelser sistematizó la perspectiva del “comportamiento colectivo”
combinando estas dos lógicas y sosteniendo que con todo y ello las insu-
rrecciones se proponían restablecer el orden (Retamozo, 2010). Sus ideas se
implementaron, para explicar conductas colectivas que iban del pánico a las

de los años sesenta (como las manifestaciones contra la guerra del Vietnam,
la primavera de Praga, o el mayo francés) y principios de los setentas (como
        -
gista), en Europa y Estados Unidos, evidenciaron una diversidad de actores,
modelos organizativos y novedosos performances de intervención social que,
no expresando la unidad de sus adeptos propiamente en la idea de la “lucha
obrera” ni en las formas instituidas que la articulaban tradicionalmente (los
partidos y sindicatos), exteriorizaron otras aristas del fenómeno, entre ellas
su racionalidad.
La elaboración de nuevos enfoques teórico-empíricos se disparó en los dos
contextos y en adelante se avanzó sobre líneas de investigación que contra-
riamente a las anteriores hicieron excesivo énfasis en el carácter racional/
instrumental de la movilización, y paradójicamente solo se complementaron

-

paso del tiempo se ha sostenido que se trata de un conjunto cambiante de
“debates, tensiones y desgarramientos” entre distintos actores (Touraine,
1997); de un “actor colectivo” que interviene en un proceso de cambio social
(Laraña, 1999); de “sistemas de acción” que elaboran y difunden mensajes,

formas de “contienda política”
(Tilly & Wood, 2010); en cuya base es percep-
tible la “acción colectiva” de los individuos implicados.
El acto irreductible que subyace en todos los movimientos sociales y
revoluciones es la acción colectiva contenciosa. La acción colectiva
adopta muchas formas: puede ser breve o mantenida, institucionali-
zada o subversiva, monótona o dramática. En su mayor parte se pro-
Luis Carlos Castro Riaño

120
duce en el marco de las instituciones por parte de grupos constituidos
que actúan en nombre de objetivos que difícilmente harían levantar
una ceja a nadie. Se convierte en contenciosa cuando es utilizada por
gente que carece de acceso regular a las instituciones, que actúa en
nombre de reivindicaciones nuevas o no aceptadas y que se conduce
de un modo que constituye una amenaza fundamental para otros o
las autoridades. (Tarrow, 2004, p.24)
1.1. Postulados estadounidenses
Los investigadores de la escuela norteamericana recusaron el estructural-
funcionalismo, se concentraron en la organización y se propusieron exami-
nar por qué la gente se movilizaba. En esa latitud en un principio prevaleció
la perspectiva economicista de la Teoría de la Elección de Racional (TER) y
posteriormente la Teoría de la Movilización de Recursos (TMR); el énfasis ini-
cialmente fue político, luego organizativo, y más tarde cultural.

de la acción colectiva” obedecía fundamentalmente al “cálculo racional” de
-
blicos” para los integrantes de la organización, hayan participado o no de los
esfuerzos colectivos. Este postulado, conocido como el “recorte economicis-
ta”, tomó distancia de los enunciados de la psicología de masas y prevaleció
por algunos años, sosteniendo que para superar el problema de la partici-
pación los actores producían incentivos individuales que representaban pre-
-
ció, y objetó, que una parte de la población participaba en movilizaciones
colectivas aun cuando no les eran útiles en términos racionales (Retamozo,
2010.

las acciones orientadas a cambiar las condiciones sociales y sumando, al aná-
lisis de la racionalidad de los actores, el análisis de sus estrategias y de la
instrumentalidad de sus acciones. Se distinguen dos enfoques de esta ten-
dencia. El primero se conoce como las Estructuras de Oportunidades Políti-
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”

121
-
mente formales o permanentes del ámbito político”, favorables para hacer

elites, la viabilidad de alianzas o la disminución de la capacidad represiva del
Estado– (Tarrow, 1999; 2004). De este a su vez se destacan dos categorías:
la de “repertorios de acción”, que hace referencia a las formas de actuar co-
lectivamente y a las transformaciones que sufren esas formas en el tiempo

-
ma social (Tarrow, 2004).
El segundo enfoque responde a la noción de estrategias de movilización y
centra su interés en las Organizaciones de Movimientos Sociales (OMS) que
componen sus bases, así como en su “micromovilización”, entendida como
los procesos de atribución de sentido articulados con repertorios de acción
-
nean la existencia de una “Industria de Movimientos Sociales” (IMS) y un con-
junto de IMS considerado como un “Sector de Movimientos Sociales” (SMS),
en un contexto competitivo donde OMS, IMS y SMS deben disputar con ele-
mentos internos y externos para perdurar (McCarthy, 1999).
1.2. Postulados europeos
Los estudiosos de Occidente, observando los fenómenos de ese contexto,
por otra parte insistieron en que el eje articulador de las insurrecciones ya no
era la clase, y en que los intereses tampoco eran estrictamente económicos o
políticos, y por lo tanto rechazaron el enclave analítico de la lucha de clases,
aun cuando no descartaron las relaciones de dominación que la incentivaban.
Preguntándose por el cómo de la acción, su atención se concentró básica-
mente en los factores estructurales, en la dimensión cultural de los movi-
mientos, en los cambios socio-culturales, en la necesidad de reconocer la
-
ración de las ideas compartidas que se movilizaban. Esta tendencia cono-
cida como la teoría de los Nuevos Movimientos Sociales (NMS) se destaca
Luis Carlos Castro Riaño

122
primordialmente por dos perspectivas: la “sociología de la acción”, de Alain
-
nan profundamente sobre las transformaciones sociales en relación a los
modelos socioeconómicos de los países centrales
4

en los rasgos del actor social a raíz de esas transformaciones.
Touraine distinguió a las sociedades de la segunda mitad del siglo XX como
“postindustriales” o “programadas”. Para él la sociedad, en tanto forma co-
lectiva de subsistencia, tiene la capacidad de autoproducirse sin depender de
entidades superiores que la prescriban, y los movimientos sociales –a los que


morales en oposición a los que imponen e intentan imponer sus rivales (Tou-
raine, 1997). Son varios los razonamientos de su propuesta para comprender
la emergencia de estos fenómenos, señalo dos: uno, en su materialización
 
disputa por el control de la historicidad; dos, los cambios en las formas de
 
tecnologías capaces de producir los bienes simbólicos, los lenguajes y la in-
formación para la movilización.

entre otros aspectos, en la producción de elementos simbólicos y advirtió
-
cioculturales afectando la identidad personal, el tiempo y la cotidianidad.
En las sociedades “complejas” o de la “información” –apelativo que intro-

información y signos fomenta incertidumbre respecto del propio sistema e
incentiva la emergencia de actores capaces de decidir y de construir el senti-
do de sus acciones como sujetos, que a su vez también producen y difunden


4 Países industrializados, con economías capitalistas y democracias liberales consolidadas (Reta-
mozo, 2010).
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”

123
hegemonía, en cómo se distribuye, y en cómo ejerce poder y control sobre
la sociedad.
En esta lógica los movimientos desafían las formas de apropiación de los

construcciones sociales sobre las que reposa la sociedad en su conjunto. Para
este investigador lo distintivo de la acción colectiva es que supone una inte-
gración de “solidaridad” e “identidad colectiva” sostenida en el tiempo, que
a su vez refuerza las creencias compartidas respecto del sistema contra el
que se dirige. La solidaridad la entiende como una capacidad del actor para
reconocerse y ser reconocido como parte de la misma colectividad.
La identidad colectiva es, por lo tanto, un proceso mediante el cual
los actores producen las estructuras cognoscitivas comunes que les



otro, el fruto del reconocimiento emocional. En este sentido la acción
colectiva nunca se basa exclusivamente en el cálculo de los costos y
-
ble. (Melucci, 1999, p.66)
Otro rol fundamental de las organizaciones que componen el movimiento
es el de “redes”: los procesos de movilización no comienzan en el vacío y
quienes se movilizan nunca son individuos aislados de la sociedad. Estas es-
tán compuestas por múltiples grupos dispersos, pero conectados a través de
intercambios sociales, que sumergidos en la “vida cotidiana” producen los
argumentos y las motivaciones necesarias para la acción. En esta lógica las
redes son fundamentales para la producción de la identidad colectiva y “para
la comprensión de los procesos de compromiso individual” (Melucci, 1999,
p.63).
1.3. El puente explicativo
En la década de los ochenta los especialistas de las dos escuelas, en medio de
Luis Carlos Castro Riaño

124
debates y polémicas, que entre otras cosas ponían en cuestión lo “novedo-
so” de los movimientos sociales, aunaron sus esfuerzos para comprender la
relación entre la estructura y la acción, se concentraron en la dimensión so-
ciocultural, e incorporaron presupuestos de la semiótica y de las tradiciones
clásicas como la psicología social. El enfoque resultante se conoce como el
constructivista y de él se aduce que los procesos de movilización:
Se desarrollan a través de redes políticas y sociales en las que los in-
dividuos y grupos están juntos en torno a objetivos comunes; a través
de las oportunidades políticas que proporcionan la salida para la ac-

los que emergen nuevos actores colectivos. (Klandermans & Tarrow,
1983, citados en Rubio, 2004)
Este enfoque en resumidas cuentas se distingue por concentrarse en cómo
interactúan los actores de la acción, y en por qué lo hacen, con base en los
aspectos subjetivos del comportamiento humano y en los elementos expre-
sivos y simbólicos de la cultura que comparten los individuos. De él se des-
taca la perspectiva del análisis de los marcos (Frame analysis) y de esta toda
una serie de conceptos que alumbran los aspectos relacionados con la publi-
cidad y la organización social de la movilización. Por ejemplo: los “marcos”
(Frames), entendidos como esquemas de interpretación o recursos simbóli-

vista a organizar la experiencia y orientar la acción”; los “procesos enmarca-


oposición a un adversario; y el “alineamiento de marcos” (Frame alignment)
considerado como el vínculo entre los esquemas de interpretación de todas
las OMS (Snow, Rochford, Wonder & Benford, 1986).
La polisemia conceptual ha persistido y para distinguir a los movimientos
sociales de otras formas de organización como los partidos o sindicatos se
ha señalado que expresan una tensión permanente entre su identidad y sus
estrategias de acción que los conlleva a restringir su campo de operación a la
sociedad civil; es decir, actúan desde allí “representando sus intereses en la
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”

125
arena político institucional”, sin transformarse a través de tal acción en una

1.4. Antecedentes regionales
En América Latina este fenómeno se expresó de manera particular en la
lucha obrera, en los movimientos nacional-populares, en los movimientos
campesinos y en la lucha armada; heredó la lógica de la lucha de clases y se
analizó bajo los presupuestos de la tradición marxista y funcionalista. Tam-
bién se desarrollaron expresiones de protesta como las del “feminismo” (que
para la segunda mitad del siglo XX ya reivindicaban derechos de orden cultu-
ral y axiológico, expresaban su unidad en relación a sus rasgos individuales,
y fundamentalmente no demandaban el control institucional como requisi-
-
mente eclipsadas por las expresiones señaladas, por el advenimiento de las
dictaduras y las movilizaciones que acompañaron la posterior transición a la
democracia. En los ochenta se comenzaron a introducir las categorías men-
cionadas sin embargo, dado que las características del contexto local (oligar-
-
mente no tenían nada en común con los contextos en los que fueron origi-
nadas (Guerra fría, Estado de Bienestar, organización sociopolítica, etc.), su
uso atizó la crítica de la teoría de la dependencia y la colonialidad del saber,
situadas en el ámbito intelectual, retardando su consolidación.
Aun cuando algunos investigadores locales, como Fernando Calderón
5
, cues-
tionaban su existencia en la región, el estudio de los movimientos sociales
-
-
testas en el marco de la globalización del neoliberalismo de los noventa. El


puntos de vista heurísticos sobre el tema; se insite en la necesidad del análisis
5 Sociólogo boliviano que introdujo las nociones europeas de la acción colectiva y promovió el estu-
dio de los movimientos sociales en América Latina desde mediados de los ochenta.
Luis Carlos Castro Riaño

126
histórico tanto del orden social como de los agentes que se disputan su his-
toricidad (Retamozo, 2010); se indaga por las representaciones del sujeto so-
cial contemporáneo, por los entramados territoriales y simbólicos del mundo
popular; y entre otras cosas se elaboran análisis especializados atendiendo
ámbitos como el político, o el cultural, y recurriendo a dimensiones como la
identidad, la subjetividad y la memoria larga.
1.5. Presupuestos generales
Todavía se podría distinguir la trayectoria de los repertorios de acción, e in-
cluso ampliar el recorte temporal a la época de la Colonia o al nacimiento de
-
-
ción pública. En perspectiva cronológica tanto la trayectoria como la episte-
mología de estos fenómenos son sintetizables de la siguiente manera:
Cuadro 1

una línea de tiempo que va desde las últimas décadas del siglo XIX hasta la
primera del siglo XXI. La columna en el costado izquierdo contiene los indica-
-

distingue el distanciamiento, entre los setenta y los ochenta, de la escuela
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”
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estadounidense y la academia europea. Y la que divide el cuadro en sentido
vertical demarca dos momentos paradójicos, antes y después del 68, tanto
para la praxis de la revuelta como para la epistemología que la conceptualiza:
un antes en la que se le consideró irracional y conductista; y un después en el
que se le ha considerado excesivamente racional e instrumental. El costado
abierto, del lado derecho del cuadro, indica la continuidad de los movimien-
tos sociales, la vigencia de algunos postulados epistémicos y sugiere la aper-
tura a futuros aportes.
En la primera mitad del siglo XX la movilización social se consideraba propia
de las masas, y se la denominaba como insurrección, revuelta o motín; se
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como comportamiento colectivo. Después de los sesenta se la interpretó
como una acción organizada, precipitada por las oportunidades políticas,
y catalizada por las estrategias de movilización de diversos actores. En un
principio se la interpretaba como un fenómeno anormal que exacerbaba las

lucha de clases, por el control del poder socioeconómico; después, como mo-
vimientos sociales en cuya base es perceptible la acción colectiva de actores
individuales, por el control primordial de recursos de orden sociocultural.
En las últimas décadas del siglo el análisis de los marcos ocupó un lugar
importante en comparación con la TMR, la teoría de los NMS y el enfoque
de la identidad colectiva. La atención se situó en la publicidad de la acción
colectiva y los estudios permitieron demostrar que en efecto contiene “una
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identidades colectivas” (Cefaï, 2008). El énfasis se concentró en la cultura po-
lítica y en su lenguaje, y se indagó por lo que determina que unos procesos
de enmarcamiento caminen y otros no; es decir, por el éxito y el fracaso de
la movilización. Se distinguió entre el actor movilizado y el público que se
moviliza; se advirtió que sus estrategias solo son operantes “si son percibidas
como portadoras de sentido”, y en ese sentido se reconoció que no son de la

alusión a esa tendencia incluyendo una categoría que, como veremos más
adelante (numeral 3.4.), es central para comprender la fenomenología de la
movilización social. A saber; las “gramáticas de la vida pública” (Trom, 2008).
Luis Carlos Castro Riaño
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128
De acuerdo a lo dicho podemos establecer que los movimientos sociales, aun
cuando hospedan distintas disposiciones e intereses, y cuando conceptual-
mente son difíciles de aprehender, son ante todo construcciones societales
que sintetizan la conjugación de múltiples acciones colectivas, en continua
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jetos –o como lo plantearé en breve, por sujetas– que corrientemente no
tienen acceso a las decisiones políticas. Particularmente operan desde el
ámbito civil en el ámbito político sin convertirse en una fuerza enteramente
política –aunque la acción en sí es política en tanto concierne a la organiza-
ción de la sociedad– y se distinguen por su composición interna, es decir;
son heterogéneos; sus integrantes comparten ideas comunes de la realidad,
aunque no necesariamente una misma condición o procedencia socioeconó-
mica; se organizan de manera diferente a las formas de organización institui-
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En el marco de los gobiernos progresistas de los últimos quince años (Ve-
nezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Uruguay, Argentina) han sido catalogados
muchas veces como manifestaciones de populismo (Zibechi, 2017); se han
convertido en expresiones constantes al lado de las luchas gremiales y parti-
darias (estudiantes pugnando por la educación pública gratuita y de calidad,
movilizaciones por la paz, protestas contra la minería, reivindicaciones por el
acceso a la tierra, marchas por la defensa del agua, luchas indígenas, movi-
mientos de mujeres, etc.), son connotados muchas veces peyorativamente,
y no son ajenos a las estigmatizaciones y regulaciones jurídicas
6
. Pese a ello
6 A propósito de esto en varios países de América Latina se han elaborado leyes, proyectos de ley,
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la protesta. Los criterios contemplan la penalización de acciones y conductas; el aviso previo; la
intervención de las fuerzas armadas; y el uso del espacio público. Por ejemplo: en Colombia se
reguló con la “Ley de Seguridad Ciudadana” en 2011; en Brasil se incrementaron las iniciativas
legislativas con el aumento de protestas masivas de 2013; en México ocurrió algo similar frente a
las manifestaciones por la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa en 2014; en Argentina,
también en 2014, varios proyectos buscaron regular las manifestaciones; en Perú y Chile desde
hace años se requiere autorización previa para su realización, y en Paraguay existe un límite de
horarios permitidos para protestar. Los cargos pasan por resistencia a la autoridad; ultraje y des-
acato; perturbación a la paz y al orden público; invasión de inmueble y usurpación; instigación a
delinquir y asociación criminal; y terrorismo. Las leyes antiterroristas, o la reforma de tipos pena-
les referentes al terrorismo, se han extendido a varios países de la región: en Paraguay, en 2010,
fue promulgada una ley que castiga los hechos punibles de quien realice intervenciones peligrosas
en el tránsito terrestre; en Venezuela, en 2012 se aprobó la Ley Contra la Delincuencia Organiza-
da y el Financiamiento al Terrorismo bajo la cual se ha judicializado a personas detenidas en las
manifestaciones; en Chile este tipo de leyes datan desde la dictadura de Pinochet y prevén las
penas más altas del ordenamiento jurídico. De acuerdo con el informe del Physicians for Human
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”
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129
es importante reconocer que en materia de defensa de derechos humanos,
además de cumplir un rol fundamental en las luchas contra los controles eco-
nómicos e imposiciones socioculturales, los movimientos sociales represen-
tan los canales informales ad hoc para pedir justicia y reparación por críme-
nes de lesa humanidad, y para exigir mejores condiciones de vida frente a
problemas históricos como la violencia hacia las mujeres.
2. De la lucha de las mujeres a los movimientos de género
Antes de abordar el referente empírico considero pertinente esbozar la tra-
yectoria del movimiento global de mujeres así como las perspectivas episté-
micas que sustentan al feminismo en la actualidad en América Latina; ello sin
duda esclarece la dialéctica del pensamiento, las ideas, los imaginarios y el
posicionamiento político, característico de esta expresión y desde luego de
sus gramáticas de movilización.
2.1. Práctica y teoría feminista
El feminismo, en tanto movimiento social, es disociable en dos grandes pe-

que va de desde esa época hasta nuestros días
7
. El primer periodo se caracte-
rizó principalmente por demandar la abolición de la esclavitud y la igualdad
de las mujeres frente a los hombres en términos de derecho a la propiedad,
de capacidad de obrar, de derecho a la educación, de derechos matrimonia-
les y de derecho al sufragio. El segundo también se concentró en aspectos
civiles pero básicamente se ha caracterizado por reivindicar temas como el
reconocimiento y la remuneración del trabajo doméstico o el aborto libre y
Rights (PHR) y la Red Internacional por los Derechos Civiles (INCLO, International Network of Civil
Liberties Organizations) (2016), en lo que respecta al uso de la fuerza no existen leyes que las nor-
malicen o regulen la implementación de “armas menos letales”, y en muchos casos las fuerzas de
seguridad responden con procedimientos que vulneran los derechos a protestar y a la libre expre-
sión. “En Colombia el ESMAD, Escuadrón Móvil Antidisturbios, de la Policía Nacional, es señalado
como responsable de 448 casos de agresiones que abarcan a 3950 víctimas entre 2002 y 2014.
Entre estos casos, hubo 13 ejecuciones extrajudiciales, 137 lesiones, 91 detenciones arbitrarias,
107 amenazas y 2 episodios de violencia sexual, de acuerdo con la base de datos del Centro de
Investigación y Educación Popular (CINEP)” (CELS, 2016, p.24).
7 Generalmente se conocen como “olas” y distinguen tres: la primera avanza de las últimas décadas
del siglo XIX hasta las primeras del XX; la segunda de los sesenta a los noventa; y la tercera de los
noventa hasta la actualidad.
Luis Carlos Castro Riaño
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130
gratuito; y cuestiones algo más complejas como la estructura de dominación
del patriarcado
8
, la idea de la familia, de la sexualidad, de la reproducción y
la construcción social del género. De acuerdo con Alberto Melucci (1999) se-
ría a partir de este periodo que el feminismo se logró consolidar como actor
político y una de sus principales novedades fue la de discutir sobre las certi-
dumbres de la conciencia moderna evidenciando el carácter sociológico de
los conceptos de hombre y mujer. El movimiento de mujeres sostiene otra
libertad desde ese entonces: “ya no la libertad por la necesidad, sino la liber-
tad de la necesidad, no la lucha por la igualdad, sino por la diferencia, no ya la
libertad de hacer, sino la libertad de ser” (Melucci, 1999, p.133).
En nuestra región la lucha de las mujeres también data del siglo XIX. Sin em-
bargo, se debe considerar que el segundo periodo, entre los sesenta y ochen-
ta, se desarrolló en un contexto de crisis política y dictaduras. De acuerdo con
Silvana Sciortino, emergió entre el autoritarismo al tiempo que la otredad
comenzaba a convertirse en una de sus bases; y fue producto tanto de la di-
fusión de las ideas y aspiraciones feministas a sectores amplios de la pobla-
ción femenina latinoamericana como de los debates que se desarrollaban en
cuanto al tema en el ámbito internacional. En la actualidad se puede “hablar
de un movimiento amplio de mujeres haciendo referencia a un movimiento
social que reúne a una multiplicidad de mujeres independientemente de la
diversidad que las caracteriza, por ejemplo, en términos de organización, rei-
vindicaciones, identidades o historias” (Sciortino, 2015, p.68).
El desarrollo teórico-empírico sistemático del feminismo se puede situar en
el marco de los movimientos de mujeres que tuvieron lugar en Europa y los
Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX. Desde entonces sus princi-
pales referentes han logrado poner en discusión “las certidumbres y conquis-
tas de la conciencia progresista”. Los postulados de esta tendencia se inscri-
-
logía; parten de considerar que la humanidad es ante todo una construcción
histórica; retoman y confrontan los presupuestos de Simone de Beauvoir; y
los incorporan a temas contemporáneos (Femenias, 2015). A continuación
 
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
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131

el Feminismo Materialista Francés, la Teoría Queer, y el Feminismo Decolo-
nial.
2.1.1. El feminismo materialista francófono
Esta tendencia se desarrolló al calor del “movimiento social de liberación de
las mujeres” (denominado de ese modo por oposición a las tendencias de
la lucha de clases y de masas); su mayor auge se experimentó entre 1978 y
1981; teoriza sobre la relación constitutiva de las clases de sexo y atribuye
sus desigualdades al modo de producción capitalista. Surge de los aportes
de Beauvoir, se articula con los presupuestos del materialismo histórico y el
análisis del texto El origen de la familia la propiedad privada y el Estado, de
Federico Engels, y representa el trabajo de un grupo de feministas de ten-
dencia radical
9
que se vinculó alrededor de la revista Questions Féministes
10
en la década de los setenta.
Cuestiona a las organizaciones políticas que reivindican el marxismo pero se
distingue por introducir algunos de los presupuestos de esa tradición, al igual
que por apoyarse en el materialismo dialéctico. Indica que las relaciones so-
ciales constituyen la “clase social de los hombres” y “clase social de las mu-
jeres”, y es considerada una herramienta crítica para denunciar la opresión y
explotación de la primera sobre la segunda; para articular a las mujeres en pie
de lucha; y para analizar y develar las estructuras concretas y simbólicas del
sistema patriarcal: la ideología, el reparto desigual de los valores culturales,
las condiciones materiales de existencia, la imposibilidad de revelarse, etc.

“siervo”, “grupo dominado”, y “grupo minoritario”. Equipara el modo de pro-
ducción capitalista con el “modo de producción doméstico” e indica que “las
mujeres” –consideradas como cuerpos-máquinas-productoras que además
9 Son varias las referentes de esta perspectiva. No obstante, suelen destacarse los trabajos de tres
de ellas: Colette Guillaumin, socióloga; Paola Tabet, antropóloga; y Nicole Claude Mathieu, antro-
póloga.
10 Revista en la que se gestó la corriente del feminismo materialista francés, publicada entre 1977 y
1981.
Luis Carlos Castro Riaño
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132
disponen de una fuerza reproductiva sexual, procreativa, doméstica y emo-
cional– son una clase social creada por y para la explotación de su trabajo en
el marco de la institución del matrimonio y la familia.
De acuerdo con Ochi Curiel y Jules Falquet el punto central de los postulados
de esta perspectiva radica en que:
Ni los varones ni las mujeres son un grupo natural o biológico, no po-
-

que simple y sencillamente por una relación social, material, concreta
e histórica. Esta relación social es una relación de clase, ligada al siste-
ma de reproducción, al trabajo y a la explotación de una clase por otra.
(Curiel & Falquet, 2005, p.8)
En cuanto a la heterosexualidad el Feminismo Materialista Francófono (en
adelante FMF) indica que siendo concebida como algo natural es parte del
discurso patriarcal, constituye un sistema político, y es un poderoso disposi-
tivo ideológico del “pensamiento straight
11
(recto, derecho) que se convierte
en la base de la apropiación de las mujeres y de su condición de clase. La
naturaleza aquí exhibe el carácter contingente a la dominación. La hetero-
sexualidad tanto como el lesbianismo no son prácticas privadas ligadas al
deseo sexual, atribuibles a los cuerpos, sino “decisiones políticas que permi-
ten o no salir de las relaciones de apropiación y escapar a su clase” (Curiel &
Falquet, 2005, p.12).
Esta corriente entre otros aspectos fue la primera en cuestionar el determi-
nismo biológico entre sexo y género. En los ochenta una de sus principales
referentes, Nicole Mathieu, observó la categoría de “sexo”; señaló que esta
es una variable fundamental de las ciencias humanas; se percató de que solo

sociológica. Para ello planteó tres modos de conceptualización del sexo, a
11 Este concepto fue propuesto por Mónica Wittig para referirse a la ideología de la diferencia sexual
entre dos, y solamente dos, sexos que existen de manera natural (Falquet, 2017).
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”
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133
partir de la relación entre sexo biológico y sexo social o género (Femenias,
2015):
- “Identidad sexual”. Conciencia individual y vivencia psicológica del sexo
biológico: “feminidad”. En este caso el sexo es la referencia principal y la
correspondencia entre sexo y género es homológica; el género traduce
sexo.
- “Identidad sexuada”. Conciencia de grupo: “feminitud”. En este caso el
género constituye la referencia principal. La correspondencia entre sexo
y género es analógica, los comportamientos sociales son impuestos en
función del sexo biológico; el género simboliza sexo.
- “Identidad de sexo”. Bipartición sexual: heterogeneidad. En este caso la
bipartición del género es percibida como ajena a la idea de sexo en tanto
realidad biológica; “el sexo social no existe, porque existe el sexo biológico”.
El género –el sexo social– construye el sexo biológico y no a la inversa, de
donde resulta la correspondencia sociológica y política entre el sexo y el gé-
nero. A partir de ese momento, el sexo se asocia a la clase por sexo y tiene
como referencia principal la heterogeneidad del sexo y del género. El sexo

categorías construidas por una relación de apropiación (Femenias, 2015, p.
159).
En otros términos el FMF desnaturaliza el sexo, la raza y la historización del
-
jeres e incentivar su lucha, comparándola con la opresión del proletariado, de
los colonizados y oprimidos; e intenta construir una “sororidad”
12
transversal.
No obstante también es acusado de “blanco” y “pequeño burgués”, por el
origen social de sus referentes; de homogeneizar la categoría de las mujeres;
y de construir una falsa sororidad para disimular su heterogeneidad en tanto
grupo social.
12 “Sororidad no es un término que forma parte del vocabulario de la Real Academia Española. Sin
embargo, en el mundo de habla hispana, el término ha cobrado relevancia al interior de los estu-
dios de las Mujeres y de los Estudios de Género (…) Alude a la hermandad entre mujeres, y por lo

que existe entre su condición propia y la de los hombres. Se utiliza para referirse a una nueva for-
ma de relación entre mujeres, como hermanas iguales, que rompe con las relaciones que tienen
como base la ética de competencia que el orden patriarcal ha establecido como modelo entre los
seres humanos”. (Lugones, 2008, p.95)
Luis Carlos Castro Riaño

134
2.1.2. La teoría Queer
La epistemología queer sostiene que los “géneros” al igual que las “identida-
des sexuales” y las “orientaciones sexuales” no se encuentran inscritos esen-
cialmente en la naturaleza humana, sino que resultan de las construcciones
sociales y por lo tanto, varían en las personas de acuerdo a cada sociedad.
Su principal referente es Judith Butler, autora de El género en disputa. El fe-
minismo y la subversión de la identidad, obra considerada fundadora de esta
corriente de pensamiento y emblemática de los estudios de género, como
se conocen en la actualidad. Su objetivo en parte se basa en desnaturalizar
el género para contrarrestar la violencia normativa impresa en las morfolo-
gías ideales del sexo, y en suprimir las suposiciones dominantes acerca de la
heterosexualidad natural promulgada en los discursos sobre la sexualidad.
En tanto corriente contestataria del FMF, indica que el feminismo al asumir
su identidad mediante la categoría de las “mujeres” inserta los intereses y
objetivos feministas dentro del discurso hegemónico, y se convierte en suje-
to político de la lógica de la cual reniega; lo que es problemático, en su razo-
namiento, teniendo en cuenta que el sistema crea sujetos con género sobre
un eje diferencial de dominación masculino. “La crítica feminista también
debería comprender que las mismas estructuras de poder mediante las cua-
les se pretende la emancipación crean y limitan la categoría de las [mujeres],
sujeto del feminismo” (Butler, 2007, p.48).

la diferenciación social entre el sexo y el género fragmenta al sujeto femi-
nista, ya que esta supone al sexo como producto de una binaridad biológica
hombres/mujeres, y al género como la funcionalidad de aquel, cuando uno y
otro son culturalmente constituidos. En otros términos pese a que los sexos
aparentemente sean binarios en su morfología y constitución, no hay motivo
alguno para creer que los géneros guardan la misma similitud.
La distinción entre sexo y género, en conformidad con los estudios de Butler,

del discurso imperante basado en estructuras binarias que albergan una falsa
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”

135

la sociedad. “Como un fenómeno variable y contextual, el género no designa
a un ser sustantivo, sino a un punto de unión relativo entre conjuntos de rela-

sexuales”, inclusive la heterosexualidad, son impuestas. Esto precisamente
porque en la medida en que la identidad se preserva mediante los conceptos
instituidos de sexo, género y sexualidad, también se constriñe la manifes-
tación de géneros incoherentes” o “discontinuos” que no se corresponden
con aquellos. Por lo tanto, son las prácticas reguladoras las que producen
las identidades sexuales a través de las reglas gramaticales del género. La
heterosexualización del deseo exige la producción de oposiciones discretas
y asimétricas entre femenino y masculino, entendidos como atributos que
designan hombre y mujer.
La “matriz cultural” inhibe la emergencia de otras identidades sexuales,
particularmente aquellas en las que el género no es consecuencia del sexo y
otras en las que el deseo no son consecuencia ni del sexo ni del género. Las
 determinan y
regulan las formas y connotaciones de la sexualidad. Sin embargo, la insis-
tencia y proliferación de “identidades de género” (lesbianas, gays, bisexua-
les, transexuales, etc.) suministran los argumentos para denunciar esos lími-


2.1.3. El feminismo decolonial
La perspectiva decolonial
13
representa la postura de las mujeres situadas en
las periferias (indígenas, afrodescendentes, lesbianas, obreras, campesinas,
entre otras), dirigida a cuestionar y transformar el feminismo hegemónico
que poco lugar les ha dejado en sus postulados (Sciortino, 2012). Se nutre
de varias tradiciones y es considerada un espacio de diálogo abierto y en re-
visión continua que permite comprender cómo la opresión sexualizada es
13 -
dios poscoloniales latino/latinoamericanos (Sciortino, 2012).
Luis Carlos Castro Riaño

136
heredada de la colonización, se encuentra arraigada en la sociedad actual y
permanece en el inconsciente colectivo.

argentina que parte de los presupuestos de la “colonialidad del poder” de
Aníbal Quijano –entendida como uno de los elementos del capitalismo que
-
do– para plantear la discusión sobre la colonialidad del género y profundizar
la comprensión del vínculo raza/sexo en tanto formas de control social.
Lugones introduce el concepto de “sistema moderno colonial de género y
raza” aduciendo que el orden establecido prescribe la categoría de raza al
igual que la categoría de género; advierte sobre la interseccionalidad inten-
cional raza/clase/sexo/género
la organización patriarcal y heterosexual de las relaciones sociales, al igual
que la dicotomía hombre/mujer y el heterosexualismo están inscritos en el

En términos generales el feminismo decolonial rechaza la pretensión univer-

de las categorías de sexo y, entre otras cosas, por situar las relaciones en-
tre los géneros en la instancia cultural cuando probablemente estas se en-
cuentran determinadas por otras relaciones (Femenias, 2015). Esta tenden-
cia también se pregunta por los nexos entre colonialidad y patriarcado; se
interesa en comprender el género de manera situada desde la intersección

centro-periferia proponiendo la construcción de un nuevo circuito de pensa-
miento feminista entre las periferias “sur-sur; y denuncia las relaciones de
dominación sobre las mujeres a partir de la diferencia centro-periferia:
El feminismo no se ha mantenido ajeno y ha sido un agente crítico en
la construcción del pensamiento poscolonial. Los feminismos del sur
señalan las relaciones de poder y subalternidad entre mujeres a partir
de una geopolítica que diferencia países centrales y países periféri-
cos. Esta división establece una frontera entre las mujeres del norte y
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”

137
las del sur. Las últimas quedan subsumidas a una categoría de mujer

2012, p.135)
3. El caso “Ni Una Menos”
Si bien la lucha de las mujeres es tradicional en el continente (Korol, 2016),
su devenir –la acción colectiva feminista– en Argentina, en los últimos años,
ha logrado un hecho sin precedentes en su historia: instalar en el escenario
sociopolítico la problemática de la violencia de género, y su consecuencia
más grave el “feminicidio”
14
, movilizando a miles de personas en el país. La
iniciativa surgió de la conmoción mediática por el asesinato de dos mujeres,
una de ellas adolescente, en el primer semestre de 2015 (Tardini & Santucho,
2017), y el emprendimiento lo asumió un colectivo de mujeres –periodistas,
artistas y activistas– que tomó conciencia de esa situación, y convocó una
marcha bajo la consigna que le da su nombre: “Ni Una Menos”
15
(en adelante
-
vos y organizaciones sociales el 03 de junio de ese año, en varias ciudades del
país y en las capitales de Chile y Uruguay.
Desde entonces la consigna se ha convertido en un elemento articulador de
la lucha de las mujeres con el que se complejizan los sentimientos de incon-




que cada una de las simpatizantes a la causa reconoce a su modo. Los si-

Raquel Vivanco, coordinadora a nivel nacional de las Mujeres de la Matria
14 El feminicidio o femicidio en sentido concreto consiste en el asesinato de una mujer por el hecho
de ser mujer. No obstante de acuerdo con Diana Rusell (activista y escritora feminista, que acuñó
el concepto en los noventa) el concepto en sentido amplio hace referencia a motivaciones como
el odio, desprecio, placer o sentido de posesión de los hombres hacia las mujeres.
15 Esta consigna fue retomada de la frase “ni una menos, ni una muerta más”, acuñada como sím-
bolo de los homicidios contra las mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, al norte de México, en
1995, por la poetisa Susana Chávez; mexicana que se distinguió por luchar contra la opresión de
las mujeres en ese país y al parecer también fue víctima de feminicidio en 2011 (Avigliano, 2015).
Luis Carlos Castro Riaño
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138
Latinoamericana (MuMaLá) –organización social que también se ha articu-
lado a las convocatorias del colectivo NUM– y fue publicado en la tirada 146
de la Revista Sudestada. El segundo es de Marta Dillon, periodista, activista
e integrante de la comisión organizadora del NUM, y fue publicado en su su-
plemento feminista “LAS 12” del diario Argentino Página 12:
- Aquel 3 de junio de 2015 nos encontramos con que lo que nos pasaba era
un grito común. Nos vimos en los ojos de las otras. Fue importante darse
cuenta de que no era un problema dentro de la casa y con la pareja propia,
sino uno más grande que abarcaba lo político y lo social en su conjunto
(…) Empezamos a ser actoras de la avanzada de los gobiernos de dere-
cha. Los reclamos fueron masivos acá, en Estados Unidos y en varios paí-
ses del mundo. Estamos viviendo un momento histórico. Eso comienza a

146, p.10)
- Es como si se hubiera derribado uno solo de los muros de un laberinto y

como si hacia atrás no hubiera rastros para volver, ni pan, ni piedras bri-
llando a la luz de la luna, ni ganas de encontrarlas, más bien seguir adelan-
te al encuentro de la bruja que no va a comerse a nadie sino a compartir
hechizos; adelante, aunque no se vea la salida, empujadas por el deseo,
lanzadas a la aventura, diferentes aventuras, rasgándose los pies a veces,
con más o con menos ambición de perderlo todo porque ese “todo” he-
cho con los materiales del amo todavía da sombra y la sombra a veces se
confunde con resguardo. (Dillon, 2017, junio 02)
La frase que acompaña al movimiento “#NiUnaMenos #VivasNosQueremos”

cambio y, en menos de tres años, se ha escuchado en manifestaciones y pro-
testas de diferentes latitudes: el 15 de noviembre de 2015 en España; el 24 de
abril de 2016 en México; el 01 de junio de 2016 en Brasil; el 03 de octubre de
2016 en Polonia; el 26 de noviembre de 2016 en Italia; el 21 de enero de 2017
en los Estados Unidos y otras 600 ciudades del mundo; y el pasado 08 de mar-
zo en el marco del Día Internacional de la Mujer (Dillon, 2017, junio 02).
A la fecha se pueden contabilizar cinco ocasiones, de alcance nacional, en las
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”
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139
que se ha condensado la unidad. Como lo señalé en la introducción, tres de
ellas cada 03 de junio desde 2015; las dos restantes se realizaron en torno a
dos paros: uno tuvo lugar el 19 de octubre de 2016, en varias provincias del
país y en más de 154 ciudades del mundo, a raíz de la muerte de una joven
marplatense; el otro se realizó el 08 de marzo de 2017, en el marco del Día
Internacional de la Mujer, igualmente en varios países.
3.1. Estrategias y tácticas de la movilización
Los procedimientos de confrontación y la organización de estos se han man-
tenido pero no han dejado de variar con el tiempo. En el primer 03 de junio
se llevó a cabo un gran conversatorio donde, entre otras actividades, las asis-
tentes denunciaban sus propias vivencias en tanto víctimas de la violencia de
género; el segundo se destacó por hacer visibles nuevamente las consignas
por el aborto; y en el tercero, por una parte, se presentó un documento ex-
tenso con un profundo contenido político, social y económico, que incluía
temas como los travesticidios, la trata de personas, la separación del Estado
de la Iglesia, la criminalización, la represión estatal y el trabajo, e interpelaba
causales de violencia de género como la falta de educación sexual o la deuda
externa (Peker, 2017, junio 02); y por otra parte se incluyó un despliegue am-
plio de las tipologías de la violencia de género: verbal, psicológica y emocio-
nal; física; sexual; económica y patrimonial; ambiental; simbólica; obstétrica;
y contra la libertad reproductiva
16
.
La “micromovilización”, esto es, los procesos de producción de sentido desa-
rrollados por la acción articulada de múltiples colectivos –colectivas de muje-
res en los términos de militancia– y otras organizaciones sociales que existían
previamente o se formaron con posterioridad, ha sido neurálgica en cada una
de las réplicas de la protesta tanto para la deliberación como para la movili-
zación de los consensos entre ellas.
El despliegue organizativo y el nivel de la horizontalidad, que se evidencia en
16 Esto de acuerdo al protocolo de acción y prevención para casos de violencia contra las mujeres,
elaborado y distribuido libremente por “Mala Junta”, feminismo popular, mixto y disidente; y por
el Movimiento Popular Patria Grande.
Luis Carlos Castro Riaño
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140
cada marcha, se han logrado, en gran parte, gracias al uso de las redes so-


las acciones simbólicas y expresivas, los días previos a las movilizaciones. En
la primera ocasión se viralizó el hashtag #NiUnaMenos, ni una mujer menos,
y semanas antes se difundieron cientos de enunciados, alusivos a las proble-
máticas denunciadas. Un video de la BBC, publicado ese año en la página
virtual del Diario La Nación, destacó algunos (La Nación, 2015, junio 03):
- “Ni golpes que lastimen, ni palabras que hieran. La violencia deja marcas,
no verlas deja FEMICIDIOS. #NiUnaMenos -3/6”.
- “Disculpe las molestias pero nos están asesinando”.
- Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales… mujeres,
todas, bah… ¿no vamos a levantar la voz? NOS ESTÁN MATANDO”.
Previamente al 03 de junio del año en curso, en Capital Federal, hubo varias
expresiones de protestas. El martes 30 de mayo el colectivo FACC –un equipo
de artistas que, de acuerdo a sus pronunciamientos, se activa para enfrentar
las formas de violencia contra las mujeres– realizó un performance de cuer-
pos desnudos, bajo el nombre “femicidio es genocidio”, en tres escenarios in-
signes para el Estado y la política argentina: Plaza de Mayo, Tribunales y el
Congreso de la Nación. Ese mismo día, horas más tarde, en el Congreso, se
presentó un proyecto de ley para la prevención de la “violencia machista”. El
miércoles 31 de mayo un grupo de activistas feministas denunció, frente a la
Defensoría del Público, la inacción estatal respecto al machismo. El viernes
02 de junio otro grupo señaló al Banco Central como agente de precarización
y violencia contra las mujeres.
Los detalles últimos de la movilización se coordinaron con horas de anterio-
ridad en una asamblea que reunió a los representantes de los colectivos y or-
ganizaciones que se sumaron a la convocatoria. Allí se acordó, entre otros, la
realización, desde las 12 horas del día en la Plaza del Congreso, de una radio
abierta y talleres sobre el aborto, el amor romántico, la violencia machista y
otras temáticas de género. También se estableció iniciar la marcha a las 16
horas y fueron presentados los documentos que se leyeron en la apertura y
al cierre de la movilización (Página 12, 2017, junio 03). Los lugares que ocu-
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”
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141
paron las columnas fueron distribuidos por sorteo; se decidió que a la cabeza
avanzarían todas las representantes de las organizaciones presentes, y se
convino en que algunas se integrarían a la marcha desde la avenida 9 de Julio
mientras que otras lo harían arribando a la avenida de Mayo desde los costa-
dos del Congreso (Cecchi, 2017, junio 04).
3.2. Performances feministas
El primer evento que concentró la atención social fue el que llevó a cabo el
colectivo FACC, no solo por los lugares de su realización sino por una puesta
de escena que involucró la participación de varios grupos de actrices que hi-
cieron un desnudo en cada espacio mientras, perífono en mano, una voz alu-
día a las “asesinadas, desaparecidas, abandonadas, golpeadas, discrimina-
das, expulsadas, trabajadoras, desempleadas, enfermas, sanas, locas, etc.” y
denunciaba las “formas de matar a una mujer”. La actividad no fue difundida
con anterioridad pero concentró la atención pública, generó aglomeración
y fue viralizada por las redes sociales
17
. Al día siguiente el colectivo difundió

“desmantelar las iniciativas que sesguen el espíritu libre”, e indicó que se pro-
ponía otorgar visibilidad a los hechos de violencia contra las mujeres median-

La tarde del 03 de junio las rejas que resguardan el frente del Congreso Na-
cional fueron cubiertas de cintas violeta –color distintivo del colectivo NUM–
y el asfalto, tanto alrededor como a lo largo del recorrido, fue pintado con
imágenes y enunciados alusivos a la violencia de género. El lugar poco a poco
fue llenándose de manifestantes, medios informativos, vendedores y curio-
sos. Entre tanto algunas mujeres elaboraban los pasacalles y carteles con los
que se proponían marchar, otras jugaban al fútbol, otras participaban de los
talleres programados, y otras más improvisaban los escenarios en los que
posteriormente se pusieron en escena pequeñas obras teatrales, alusivas a
las reivindicaciones de la movilización.
Pasadas las 16 horas comenzó la marcha. “Un barullo con rabia, pero tam-
17 Se difundieron algunos videos que se pueden reproducir, en YouTube, como “Feminicidio es geno-
cidio”.
Luis Carlos Castro Riaño

142

de la avenida de Mayo” (Cerchi, 2017, junio 04). Algunos colectivos se dis-
tinguían por sus atuendos –cuerpos pintados de colores, disfraces, pelucas–
pasacalles y demandas. Varias agrupaciones de artistas escénicos hicieron
intervenciones al paso; por ejemplo las Magdalenas representaban un grupo
de mujeres anticuadas que se desprendían desde el público y caían fulmina-
das sorpresivamente por toda la calle. Al ritmo de la marcha también resona-
ban los aullidos colectivos y los cánticos eufóricos como: “Alerta, alerta que
camina, la lucha feminista por América Latina”; o “Abajo el patriarcado que
va a caer, que va a caer. Arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer”.
La articulación organizacional, como siempre y como es ya tradicional en el
país, fue múltiple. Hicieron presencia: el Plenario de Trabajadoras (PDT), la
Confederación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU), las Mujeres
de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), el colectivo de Cineastas y Medios
Audiovisuales, el colectivo de bisexuales feministas, la agrupación Mala Jun-
ta, las Amigas x la Diversidad, la Comunidad Homosexual Argentina (CHA),
la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), la organización Barrios
de a pie, el Frente Popular Darío Santillan (FPDS), la agrupación Juntas a la
Izquierda, el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), el colectivo
Acción Simétrica, la organización Patria Grande, el Partido Obrero, el Frente
de Izquierda, las Rojas, el Nuevo Movimiento al Socialismo (MAS), el frente
de géneros AQUELARRE, el colectivo Fin de un Mundo, la Cooperativa de
Mujeres Géneros, la Asamblea Lésbica Permanente, la organización Insumi-
sas de las Finanzas, Mujeres de Artes Tomar, la Brecha, Insurrectas, la Juven-
tud Socialista, CORREPI, y la Verde, entre otras.
La frase “Ni Una Menos” se repitió una y otra vez, adaptada a las tendencias
y expresiones de sus enunciantes: Ni Una Travesti Menos, Ni Una Trabajadora
Menos, Ni Una Migrante Menos, Ni Una Menos en las cárceles, Sin aborto
Legal no hay Ni Una Menos, etc. Las consignas interpelaron la violencia de
género de distintas maneras: “no puede haber revolución si no se mata el
heteropatriarcado”; “yo no le cuido la chota al patriarcado, la prostitución
es violenta”; “aborto legal para no morir”; “basta es basta”; “el machismo
mata, el Estado es cómplice”; “no son los hombres, nos mata nuestra cul-
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”
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143
tura”; “somos las hijas de las brujas que no pudiste matar”; “no es no”; “la
violencia de género no es una condición cultural”; “antes puta que sumisa”;
“unidas somos poderosas”; “basta de jueces misóginos y patriarcales”; “con
short o pantalón respétame cagón”; “un violador no es un enfermo es un hijo
sano del patriarcado”; “las putas no parimos la mierda que gobierna”; “su re-
cuerdo nos llena de fuerza, locura y libertad”; “vivas, libres y con trabajo nos
queremos”; “somos el grito de las que no tienen voz”; “por un mundo donde
seamos socialmente iguales y humanamente diferentes”; “no es piropo, es
acoso”; “ni en la casa, ni en el barrio, juntas digamos basta”; “el feminismo
me cambió la vida y no dejaré que tu machismo me la quite”, etc., etc.
3.3. Esquemas de interpretación social
Como indiqué arriba (numeral 1.2.) los marcos son los esquemas de interpre-
tación con los cuales los actores del movimiento condensan críticamente la
realidad que observan. Representan “los recursos simbólicos para alcanzar

y contienen una dimensión dramatúrgica y retórica, dentro de la constitu-
ción de las identidades colectivas, latentes en todas las formas de expresión

elementos conexos en términos estructurales. Sin pretender agotarlos men-
ciono tres:
Uno, interpelan públicos determinados llamando a la unidad a partir de la
identidad sexual, de la experiencia, del rol social, de los sentimientos, de los
símbolos sociales, y en general de la diversidad cultural, mientras hacen es-
pecial énfasis en la problemática situada. El colectivo FACC hizo lo propio en
la lectura que realizaron en su performance días antes del 03 de junio de 2017,
y de manera similar se ha hecho en las movilizaciones anteriores. La primera
convocatoria que realizaron las activistas del NUM rezaba, más o menos, de
la siguiente manera:
Nosotras nos convocamos este 3 de junio por nosotras y por muchas
otras: por las compañeras que tienen que parir esposadas; por la cre-
ciente feminización de la pobreza consecuencia del modelo; por las
Luis Carlos Castro Riaño

144
que no pueden abortar; por las obligadas a parir; por las secuestradas,
vendidas, esclavizadas; por la represión y persecución a las luchadoras
sociales del campo y la ciudad, por las compañeras de pueblos origina-
rios vejadas hoy, ellas, nuestros territorios, sus pueblos y modos de vida,
como hace 500 años, envenenadas, perforadas; por el sadismo patriar-
cal que descarga el sistema policial y penitenciario sobre los cuerpos
de compañeras y compañeros privados de la libertad; por las apuñala-
das en la vía pública y en sus casas; por las incineradas; por las violadas;
mutiladas, embolsadas; desmembradas. Y también para sentir cuántas
estamos vivas y la fuerza que tenemos. (Emele, 2015, junio 02)
Dos, condensan la información que difunden combinando datos epistémicos
y datos empíricos. Observando los primeros es evidente la combinación de
las perspectivas teóricas del feminismo –de la clase de las mujeres, de género
y decolonial– para referirse a la complejidad de las problemáticas en cues-
tión. Los informes, artículos y entrevistas consultados así lo expresan. Lilia-
na Daunes, periodista y militante feminista, expuso la cuestión del siguiente
modo, en una entrevista para la Revista Sudestada, en la que le preguntaban
por la visibilidad de los feminicidios y la perspectiva de género:
Pensándola en general, la violencia contra las mujeres es parte del
sistema capitalista patriarcal, ha sido y sigue siendo parte estructural
de los procesos de colonización y recolonización que continúan en el
-
res. La violencia contra las mujeres y contra las disidencias sexuales,
es un mecanismo organizador del heteropatriarcado. Es funcional a la
normalización y a la naturalización de la hegemonía impuesta por los
dueños históricos del poder.
En particular las mujeres padecemos de abusos, acoso callejero, exhi-
bicionismos, discriminación laboral, violencia doméstica, violaciones,
secuestros, explotación sexual y desapariciones; y nos enseñan, como
respuesta, a callarnos y a ser sumisas. El sistema machista y patriarcal
construye, permite y avala lógicas de sentidos donde estas prácticas
están naturalizadas.
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”

145
Pensándolo desde Abya Yala
18
, nuestros cuerpos de mujeres indíge-
nas, de mujeres africanas esclavizadas en estas tierras, de mujeres
pobres, de mujeres trabajadoras, guardan la experiencia colectiva del
dolor, pero también guardan el tesoro de nuestras resistencias com-
partidas. (Sudestada, 2017, pp.15 y 16)
Observando los datos empíricos es frecuente el análisis de información cuan-
titativa. En la primera aparición del NUM se estimó que “cada 31 horas muere
una mujer por violencia de género” en Argentina, de acuerdo a estadísticas
que se extrajeron de los datos del Observatorio de Femicidios de la Casa
del Encuentro (Sudestada, 2017, pp.4-14). Desde entonces la organización
MuMaLá viene armando por cuenta propia –“a pulmón y a militancia” como
cuenta Raquel Vivanco– el Registro Nacional de Femicidios que sustenta la
información difundida entre la opinión pública, y una de las demandas del
colectivo NUM –puntualmente la segunda– es la “recopilación y publicación
-
dices de homicidio”. En el primer documento leído en la movilización del 03
de junio de 2017
19
, se pueden leer todas las demandas y otras síntesis como
las siguientes:
En 2008 mataron una mujer cada 40 horas; en 2014, cada 30. En esos 7
años, los medios publicaron noticias sobre 1.808 femicidios. ¿Cuántas
mujeres murieron asesinadas solo por ser mujeres en 2015? No lo sa-
bemos. Pero sí sabemos que tenemos que decir basta. En estos años,
los femicidios dejaron cerca de 1500 niñas y niños huérfanos y algunos
de ellos están obligados a convivir con los asesinos. El problema es de
todos y de todas. La solución hay que construirla en conjunto. Nece-
sitamos sumar compromisos para cambiar una cultura que tiende a
pensar a la mujer como objeto de consumo y descarte y no como una
persona autónoma.
18 Término usado por la población Kuna de Panamá y Colombia, para referirse a la tierra donde vi-
vían antes de la invasión europea. Es retomado por los movimientos sociales para nombrar el
continente en perspectiva decolonial.
19 
Luis Carlos Castro Riaño

146
Tres, como se puede ver la identidad colectiva, que se expresa en cada ma-
nifestación de protesta, se nutre realzando las injusticias compartidas y
creando los “campos de identidad” de los protagonistas y antagonistas de la
acción en un mismo escenario: en un extremo se sitúan “los cuerpos” afecta-
dos, en el otro el “Estado” y el “sistema Patriarcal” o “Heteropatriarcado”. Los
esquemas interpretativos del NUM robustecen el componente emocional en

involucran elementos de la cultura –entendida como el conjunto de prácticas
y símbolos compartidos– que fortalecen la solidaridad, favorecen la consti-
tución identitaria y se distinguen por su función. Estos además de contribuir

-
dican las estrategias, tácticas y objetivos a seguir; y plantean los motivos e
incentivos para que el público se comprometa a participar de la solución. En
-


las circunstancias que se ponen en cuestión (Snow & Benford, 1988).
La violencia de género se ha logrado instalar en el imaginario social en tanto
problema público en parte porque la acción colectiva del NUM ha seleccio-
nado y señalado eventos latentes que se destacan por su carácter negati-
-
borando las propuestas y demandas para su resolución, y promoviendo la
movilización social como una de las instancias para ello. Dillon y Daunes lo
destacan a su modo:
- Nosotras nos apropiamos de la palabra: hablamos de revolución. Y es una
constatación cotidiana que se está produciendo una revolución sensible,
micropolítica, una ebullición como de volcán activo (…) reclamando au-
tonomía para los propios cuerpos y decisiones, poniendo al deseo en su
lugar de motor de vida. Rasgándose los pies en el camino, peleando con
las miserias propias, contra las muchas formas en que quieren disciplinar-
nos, contra la represión más concreta y contra la simbólica, porque vivas
y libres nos queremos (Dillon, 02, 06, 2017)
- De lo que se trata es de desnaturalizar injusticias y desigualdades, opre-
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”
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siones y falta de libertades, de quitarle valor al “porque así siempre fue-
ron las cosas”, de inventar palabras para lo que duele y limita, de aceptar
desafíos y comprometerse en acciones, de caminar preguntando, con el
corazón abajo y a la izquierda (…) Hay que continuar sacudiendo ideas,
circulando palabras y conceptos, deconstruyendo viejos discursos, des-
montando mitos y estereotipos, derrumbando dogmas, roles y prejui-
cios. (Sudestada, 2017, pp.15 y 16).
Evidentemente el rol de las activistas es protagónico. ¡La labor de los actores
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varias oportunidades y uno de los aspectos que más ha llamado la atención
de los interesados en su estudio, ha sido el cómo de la conciencia común
que alberga la unidad. Marx y Engels no indicaron cómo las multitudes to-
maban conciencia de su condición de “clase” (cuál es el paso de la clase en

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letarier aller länder, vereinigt euch!” - “proletarios del mundo uníos”) y empe-
ñaron sus esfuerzos en teorizar y consolidar la Asociación Internacional de
los Trabajadores o Primera Internacional de los Trabajadores (PIT). Vladimir
Llich Uliávov indicó que el proletariado no podía acceder a la conciencia re-
volucionaria por sí mismo e insistió en que el partido de vanguardia sería el
encargado de hacerlo; y Antonio Gramsci, prestando especial atención a los
sentimientos espontáneos de las masas y a los problemas que plantea una
estrategia revolucionaria, insistió en la relevancia y rol de los intelectuales or-
gánicos (Nun, 1989). El funcionalismo, como vimos, se detuvo en el contagio
y la irracionalidad de la acción. Y los eruditos de los movimientos sociales de
la segunda mitad del siglo XX situaron su énfasis en la racionalidad e instru-
mentalidad de las acciones y en el rol de sus actores.
Objetivando estas lógicas analíticas todas persiguen sus propios ideales. En
efecto no es posible pensar ningún tipo de construcción social “sino es como
resultado de la presencia de sujetos en complejas relaciones recíprocas en
cuanto a tiempo y espacios” (Zemelman, 2010). Fijando la mirada a fondo en
las acciones colectivas e individuales de las activistas del colectivo NUM se
podría decir mucho más –si se quiere– sobre sus prácticas y particularmente
Luis Carlos Castro Riaño
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-
saltar y por supuesto, del lugar que se asuma en el escenario político de la
lucha social. Sin embargo, insistir demasiado en sus intereses particulares,
así como en su protagonismo, implica insinuar, de alguna manera, la irracio-
nalidad y manipulación de las personas que se suman a la causa y la apoyan;
cuando no desvirtualizar la legitimidad de las demandas que esgrimen.
3.4. Gramáticas de la violencia de género
Si la violencia de género se ha convertido en un problema público ha sido, en-
tre otras cosas, porque involucra a un conjunto de personas, organizaciones e
instituciones, afectadas por la percepción compartida de sus consecuencias.
Ahora bien, en dicho conjunto es posible distinguir a las activistas (digamos
sujetas movilizadas) del público, incluidas las y los adeptos a la causa (diga-
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otras/otros; b) disponen de referenciales culturales y de experiencias propias;
y c) están constituidas por “gramáticas de la vida pública” –entendidas aquí
como el conjunto de normas o reglas para hablar que adquieren sentido en
un espacio o arena pública (Cefaï, 2008)– que contribuyen a crear los estados
de ánimo que estallan cuando una causa es considerada común.
Aunque solo me he referido a los momentos visibles de la movilización, la
unidad y articulación organizacional lograda por el NUM es el resultado de
un proceso histórico en el que han participado instituciones heterogéneas
(académicas, sociales, políticas, etc.) y mujeres de diferente índole y ori-
gen social. El problema situado no se presenta de pronto, completamente
          -
chos aquí descritos responden a los ápices del movimiento pero las muje-
res, independientemente de su diversidad, antaño vienen organizando sus
resistencias y han generado mecanismos para visibilizar las violencias que
las laceran, y para denunciar las relaciones sociales que las encubren, salien-
do del campo de sufrimiento individual en busca de una respuesta social y
colectiva. A nivel regional, por ejemplo, los Encuentros Lésbicos Feministas
“Abya Yala” (organizados cada dos años en distintos países de la región, por
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”
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lesbianas feministas de Latinoamérica y el Caribe), al igual que las acciones
de las feministas indígenas, de las feministas comunitarias de Guatemala y
Bolivia, de las feministas campesinas, y de las feministas negras, han apor-
tado lecciones de radicalidad teórica y práctica a los movimientos populares
de mujeres (Korol, 2016).
El acto de conciencia que devela el colectivo NUM se debe, sí, en gran parte a

-
nen como feministas; y tiene sus antecedentes en las sufragistas socialistas
y anarquistas del siglo XX, en las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo –que se
reconocieron feministas entendiendo al feminismo como una forma de en-
frentarse al poder– y en los espacios de mujeres y/o LGTTBI que en algunos
casos son parte de organizaciones mixtas.
Las gramáticas de la movilización observables entre las sujetas movilizadas
y las sujetas/sujetos que se movilizan, pasan por la activación previa de las
relaciones entre quienes se comunican, interactúan, negocian, adoptan de-
cisiones, y realizan las inversiones emocionales que les permiten reconocer-
se. La emergencia del NUM, considerado “puntapié mundial del movimiento
global de mujeres” (Peker, 2017, junio 05), encuentra su cauce particularmen-
te en los Encuentros Nacionales de Mujeres (en adelante ENM), realizados
una vez cada año, desde 1986, en diferentes ciudades del país (Sciortino,
2015). “Ningún otro evento político expresa en una praxis igualitaria, plural,
revolucionaria, verdaderamente democrática y participativa del campo po-
pular, ni convoca regularmente tal cantidad de participantes como sectores
políticos, sociales, culturales y generacionales” (Avelluto, 2017).
Estos encuentros representan uno de los espacios paradigmáticos del mo-
vimiento de mujeres argentino porque a través de ellos han acordado for-
mas de vinculación y participación política. En un principio se reunieron solo
feministas, pero, en sintonía con los acontecimientos políticos, sociales y
económicos de los años posteriores, se han venido sumando mujeres de di-
versos sectores, y la asistencia a los mismos se ha incrementado de manera
progresiva: en su primera edición, en Buenos Aires, reunió a 1.000 partici-
Luis Carlos Castro Riaño
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pantes; diez años después, en Jujuy, el número rondaba los 7.000; en 2005 en
Mar del Plata se calcularon más de 22.000; en 2014, en Salta, se calcularon
40.000; en 2015 nuevamente en Mar del Plata, a treinta años de su inicio y
meses después del primer NUM, se estimó una asistencia de 60.000; y en
2016, en Rosario, se habló de más de 70.000 (Avelluto, 2017). Para el último
se habilitaron más de 340 aulas de escuelas y universidades en las que se de-
sarrollaron talleres, charlas y debates sobre la “trata, prostitución, drogas,
violencia obstétrica, acceso a la justicia, y aborto, entre otros temas” (Sudes-
tada, 2017, pp.4-14).
De acuerdo con Sciortino se caracterizan por mantener desde su inicio cier-
tos criterios de organización y
Se describen como un espacio de mujeres auto-convocado, autoges-

sin interrupción reuniendo cada año al movimiento de mujeres de

auto-convocan durante tres días para debatir en talleres, disfrutar de
actividades recreativas y marchar por la ciudad. Los talleres de debate
en los ENM se organizan con una o dos coordinadoras y secretarias
en número variable, que registran los debates, las propuestas y las
denuncias que surgen durante el transcurso del mismo. Estos regis-

jornada del taller, se reúnen en un cuadernillo, se publican y difunden.
(Sciortino, 2015, p.74)

-
vismo y círculos de estudio en donde también se hace referencia a las temá-
ticas preocupantes; se comparten experiencias y testimonios, y se reconocen

primeros generalmente se desarrollan a nivel barrial o comunitario y com-
peten a las organizaciones de base, por ejemplo: la “colectiva AQUELARRE”
que nació para apoyar la constitución de colectivos sociales y como espa-
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”
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151

promueve la cultura feminista, y la diversidad cultural, mediante actividades
territoriales como consejerías pre y post aborto; la “colectiva Juntas y a la
Izquierda” realiza, en jornadas a las que denomina “Despatriarcar”, talleres
de teoría y praxis feminista, para repensar todos los estereotipos patriarca-
les que se reproducen en la sociedad y avanzar en el camino de deconstruir-
los; la agrupación “Mala Junta” lleva adelante consejerías de salud sexual y
reproductiva, implementa dispositivos de acompañamiento para víctimas
de violencia de género, desarrolla protocolos para la atención de casos po-
tenciales de violencia, promueve la apertura de casas populares de la mujer,
la realización de talleres de educación sexual integral, y un periodismo con
perspectiva de género en medios populares.
Los círculos de estudio se desarrollan regularmente en centros culturales y
espacios académicos abiertos al público en general. Allí se abordan las ex-
periencias territoriales que implica la construcción de los feminismos popu-
lares; se hacen reconstrucciones críticas sobre el “ser” de los sujetos, cues-
tionando los paradigmas sociales referentes a las mujeres; se conceptualiza
la condición de las mujeres, de los varones, y de la comunidad LGTTBIQ en
el mundo del trabajo; se analizan las violencias de género y los feminicidios
a partir de estudios de casos locales, y el rol de los medios de comunicación,

práctica del aborto, las respuestas estatales y las posturas feministas; y se
discute sobre los sentidos de las prácticas de la acción colectiva feminista en
el territorio. Un ejemplo de estas instancias fue la Escuela de Técnicas Colec-
tivas realizada en capital federal en abril de 2017, en el Centro Cultural Paco
Urondo, con el apoyo del Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES), el Pro-
yecto Ubacyt y la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires, el Centro de Investigaciones Artísticas (CIA) y el Programa Sur Global.
Otro es el círculo de estudio “Desde abajo: Feminismo(s) Popular(es). Expe-
riencias, lógicas y sentidos de los feminismos en los barrios”, que se desarro-
lla en la actualidad en la Universidad Nacional de San Martín, organizado por
estudiantes de las carreras de grado de Antropología y Sociología del IDAES.
Luis Carlos Castro Riaño
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152
Conclusiones
El NUM, como todo movimiento social de gran envergadura, ha necesitado
más que sus momentos de visibilidad para constituirse. La epistemología fe-
minista, los actos de conciencia de sus activistas, las estrategias, los perfor-
mances de su movilización y los esquemas de interpretación promueven sí
los estados de facto comunes a la multitud de sujetas/sujetos que se suman a
la causa, pero son las gramáticas de la vida pública, indexadas alrededor de la
violencia contra las mujeres, los dispositivos que amalgaman las energías co-
lectivas para la movilización. La violencia de género no es una problemática
nueva, pertenecía al ámbito privado antes que al público, y como categoría
social permite distinguir ciertos acontecimientos de otros, entrañando signi-

hechos que no son peculiares a ninguna clase, grupo cultural, o estrato edu-
cacional.
Además de los múltiples procesos realizados de forma articulada por las
organizaciones que se adhieren al movimiento, la acción colectiva implica
derribar las fronteras entre lo personal y lo político, lo público y lo privado,
lo subjetivo y lo intersubjetivo, lo individual y lo colectivo, y ello se logra in-

las causas y los responsables, y proponiendo soluciones prácticas. Los espa-
cios de interacción social son vertebrales en todo ello, pues es allí en donde
se trascienden estas dimensiones, se tejen las relaciones interpersonales, se
 -


ideas que lo sostienen, y la red social constituida por el movimiento de mu-
jeres argentino, principalmente en los Encuentros Nacionales de Mujeres, ha
sido la base para su desarrollo. Esta forma de participación política es, sin
lugar a dudas, un referente sine qua non para corroborar estas aseveraciones
y, si se quiere, para emprender iniciativas similares, sea por causas equivalen-
tes o por causas diferentes. (Osorio, 2016)
La acción colectiva feminista. ¿De la lucha de clases a la lucha de géneros?
Aportes para la comprensión práctica de los movimientos sociales: el caso “Ni Una Menos”
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