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La cuestión negra y el Caribe.
Un ejercicio ludosóco
The black issue and the Caribbean
A ludosophical exercise
José Gabriel Coley
1
Universidad del Atlántico, Colombia
DOI: http://dx.doi.org/10.15648/am.31.2018.7
Recibido: Julio 5 de 2017 Aceptado: Noviembre 15 de 2017
Cita de este artículo (APA):Amauta,
16(31), 97-111. http://dx.doi.org/10.15648/am.31.2018.7
1. Autor de correspondencia: Correo electrónico: dora0890@hotmail.com
Resumen
Este breve ensayo es una mirada holística sobre las negritudes, desde cuando aparecen en la historia y fueron incorpo-
radas a Occidente (siglos XV – XVI), su esclavitud y actual discriminación; pero haciendo énfasis en el Gran Caribe donde

es decir, lúdico pero también del saber y del logos, para hacer justicia con esta etnia que tanto nos recuerda el origen de

Pero somos uno y mismidad, a pesar de las formas externas. Y cuánto le debemos a los negros en estos últimos cinco
siglos y cuánto han aportado al desarrollo material de la humanidad que ha querido deshumanizarlos. Pero el Caribe los
ha acogido y estos han sabido aportar su color, sus creencias y su inteligencia como ingredientes fundamentales en la
construcción de la raza cósmica de Vasconselos que tanta intimidad guarda con el mar.
Palabras clave: negro, blanco, etnia, cultura, dominio, explotación, ética, estética, imposición, imperio, desarrollo, sub-
desarrollo, Caribe, futuro, raza cósmica.
Abstract
This brief essay is a holistic view of blackness, from when they appear in history and were incorporated into the West (XV
- XVI century), their slavery and current discrimination; but with an emphasis on the Greater Caribbean where they have

also of knowledge and logos, to do justice to this ethnic group that reminds us so much of the origin of the human spe-
cies in Africa. From there we all left for all the ends of the planet to populate and diversify. But we are one and sameness,

to the material development of humanity that has wanted to dehumanize it. But the Caribbean has welcomed them
and they have known how to contribute their color, their beliefs and their intelligence as fundamental ingredients in the
construction of the cosmic race of Vasconselos that has so much intimacy with the sea.
Keywords: black, white, ethnicity, culture, domain, exploitation, ethics, aesthetics, imposition, empire, development,
underdevelopment, Caribbean, future, cosmic race.
100

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(I)
Este escrito está subsumido entre “Filosofía de la Cultura” y “Antropología
-
tirpe especulativa, que proviene de especular, equivalente a lucubrar o acto
de velar; de donde deriva velada, por la felicidad de la contemplación como
decía Aristóteles.
Luego no voy a utilizar la especulación, de modo alguno, en su sentido peyo-
rativo de imaginar algo sin tener fundamento para ello. Lo haré con la exclu-
siva intención de pensar y escribir, para llevar a cabo una faena intelectual,
como lo hacía Plinio, el viejo, a la luz de la vela; para mostrar, que no demos-
trar, algunas ideas que a muchos pudieran parecer peregrinas, porque el c-
tos siempre ha complementado al logos desde los presocráticos hasta ahora.
La idea de este ejercicio lúdico, del saber y del logos, surgió cuando Barack
Obama se posesionó como presidente de Estados Unidos Un duendecillo
como el que se le apareció a Descartes o el diablillo que tentó a Nietzsche
con relación a Schopenhauer o cualquier otro demiurgo, me impulsaron a

calentado y recalentado desde mi niñez: La Cuestión Negra.
Evidentemente, Obama fue “pre-texto” para este texto, y darle salida a ese
embuchado intelectual, recreativo y lúdico, que tal vez esté impregnado de
contaminación afectiva con esa etnia que también corre por el laberinto de
mi sangre y que está presente en mis genes determinando que yo exista, y
que piense. Por cierto, y sin pretensión alguna, si Marx primero y Sartre des-
pués, habían escrito sobre “la cuestión judía”, ¿por qué no escribir hoy, desde
esta modesta esquina del Caribe como es Barranquilla, sobre “La Cuestión
Negra”?
(II)
He sufrido el estigma del negro desde corta edad a pesar de estar envuelto
en un pellejo blanco por la ascendencia irlandesa paterna, tengo entendido.
101
José Gabriel Coley

Lo padecí por mi madre y por toda su familia porque tenían exceso de pig-
mentación. La aurora no es para los negros; es de ellos el crepúsculo, dicen.
Pero en la franja entre el día y la noche, o entre la noche y el día, ¿qué diferen-
cia hay? Eso me continúo preguntando hoy. Otros me responden: “la aurora
anuncia luz, el crepúsculo las tinieblas”. Dios los separó desde el principio de
los tiempos.
El hombre, no es de hábitos nocturnos, le teme a la oscuridad y eso engendró
la supertición. Y sobre ella la insensatez sigue esculpiendo las más insólitas
incoherencias. De allí que derrotado en su rebelión por querer ser como Dios,
-

las llamas, luego luz. El buen sentido de que habla Descartes nos indica que si


cómo pueden coexistir las llamas con las tinieblas, pero bueno…
El color negro, repito, nos recuerda el temor de la oscuridad y el cristianismo
lo condena. Jesús decía: “Yo soy la luz, la esperanza, la vida”. Y de alguna
manera la misma naturaleza también ayudó a asociar lo negro con lo malo y
lo blanco con lo bueno. Los gallinazos, los cuervos, los vampiros, las caries,
las moscas, los mosquitos, los jejenes, lo sucio, la mugre, el tizne, el carbón,
la oscuridad, el luto, las sombras, lo pútrido, el óxido, la sangre coagulada,
los agujeros del espacio, las aguas servidas, los restos de un incendio, etc.,
son negros.
De lo negro bueno solo se salvan el ónix, las perlas negras por escasas y una
gema que proviene del carbón, el diamante. Pero de lo blanco todo está sal-
vado, empezando por la leche, luego vida; y la hostia, por supuesto. De lo
blanco únicamente se odian las canas, las manchas del vitíligo y el mármol de
las tumbas; pero los nombres de los difuntos están escritos con letras negras.
Otros que no son bien vistos son los llamados albinos (luego alba), porque
aunque extremadamente blancos se cree son hijos de una pareja de negros.

un movimiento delante de las negras que solo un maestro del juego ciencia
102
podrá recuperar. En música una nota blanca vale por dos negras. Al café lo
llaman el “néctar negro, de los dioses blancos”.
Pero, no solo la naturaleza ayudó a desarrollar un concepto negativo de lo ne-
gro. Igual la cultura occidental desarrolló las ideas de destino negro, de expe-
riencia negra, de trabajo de negros, de conciencia negra, de corazón negro,
de sentimientos negros, de alma negra, de vientre negro, de suerte negra, de
pensamiento negro, de nubarrones negros, de magia negra (pero también
blanca, luego buena), de sangre negra, de sombra negra (luego sombrío), de
venganza negra, de lista negra, de caja negra, de esputo negro, de guaya-
bo negro, de estrellas negras en las carreteras (luego muertos o peligro de
muerte), de humo negro, cuando no hay Papa, pero humo blanco cuando
Habemus Papa. Incluso en Barranquilla hay una zona refugio del hampa y la
llaman zona negra. Pero Don Bosco, una institución religiosa que funciona
en el sector, es “el punto blanco de la zona negra”. Si un hombre negro usa
una cadena de oro para ostentar, no se la admiran. Simplemente se comenta
que siente nostalgia por la esclavitud. Hasta hace poco, antes del acrílico, los
tableros eran negros para que sobresaliera la tiza blanca.
(III)
-
rente y universal se encuentra en África meridional. Todos nuestros ante-
pasados partieron de ahí (o fueron largados por los más fuertes cuando la
población creció) caminando de manera erecta hasta diseminarse por todo

simbiosis con el entorno africano donde se había hecho posible el fenómeno
de la hominización.
No obstante, los demás humanos lo fueron haciendo con los remotos lugares
donde se iban asentando hasta que se conformó la variedad de grupos étni-
cos que hoy existen. Además de la inmensa multiplicidad de individuos entre
sí, lo que no pasa de ser apariencia.
En esencia todos somos individuos de la misma especie, por lo que podemos


103
mezclarnos, si a eso se le puede llamar mezcla, porque somos mismidad.
Todos tenemos los mismos genes, la misma capacidad craneana, el mismo
número de células cerebrales en permanente sinapsis. Construimos pensa-
miento abstracto, lenguaje articulado y escritura; somos creativos, inventa-
mos utensilios de trabajo y adaptamos la naturaleza a nuestras necesidades,
lo que produce cultura. Todos somos seres biosociopsicoculturales. No solo
estamos en el mundo como el resto de especies vivientes, sino que lo trans-

La evolución histórica natural de las sociedades humanas demuestra que
sus etapas han sido muy semejantes aunque la gran mayoría de ellas nunca
se hubiesen desarrollado solas al margen de las demás. Permanentemente
han existido interferencias, dominios y apropiaciones de unas sobre otras,
para bien o para mal. Pero de manera constante han estado en interacción,
bélica o no. Lo que implica transculturación, interpolación y mezcla étnica
ininterrumpida, aunque cada pueblo hubiese hecho (y lo siguen haciendo)
su propio esfuerzo por conservar lo tradicional, autóctono y gregario que los
diferencie de los demás.
A simple guisa de ejemplo la cama, la infusión del café y los números que se
usan en todo el “mundo civilizado” son inventos de los árabes. Y qué no decir
de las creaciones de la lejana China o del uso de la papa americana que posi-
bilitó hasta la misma Revolución Francesa y un larguísimo etcétera.
Desde los primeros intentos imperiales de Alejandro Magno el mundo co-

los griegos, y fundamentalmente los romanos, necesitaban diferenciarse
del resto del mundo que lograban conquistar y construyeron un ideal esté-
tico que luego se generalizó en todo Occidente. Lo que comenzó por cortar-
se el cabello, afeitarse, bañarse y estar limpios y aseados para distinguirse
(de donde “distinguido” como sinónimo de don) de los bárbaros, llevó a los
ciudadanos romanos a poner esta condición a todo el imperio. “Romanizar”
para ellos era civilizar.

José Gabriel Coley
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considerarse a sí mismos portadores de la civilización. Es más, quien no ha-
blaba latín era un bárbaro. Dios guarde hoy con lo que sucede con el inglés.
-
-
terio este que al ser romanizado al cristianismo (que no cristianizada Roma),
básicamente con Paulo de Tarso, Constantino, y Agustín, se diseminó por
todo Occidente. Digo esto porque hasta la cruz es romana; por lo que a veces
pienso que al diablo no debe fastidiarla sino al contrario, pues allí venció nada
menos que al propio Dios.
Cabe anotar aquí que también para los españoles, en el siglo XVI, conquistar
América era sinónimo de cristianizar, es decir, darles el ser a los salvajes in-
dígenas y redimir sus almas perdidas en la idolatría para la gloria de Dios. La

Es claro que España, que formó parte del imperio, igual había interiorizado
por extensión, el criterio estético de belleza romana, vale decir, el prototi-
po de los blancos europeos en general. Y los españoles se lo impusieron a
los indígenas, quienes entre otras cosas, sus hembras se mestizaban con la
esperanza de que sus vástagos fueran como los blancos, bellos, pero sobre
todo, superiores; o mejor aún libres, estatus que nunca lograron mientras
hubo Colonia. Este estigma aún permanece en el subconsciente cultural co-

multiétnica.
(IV)
Dice el escritor cubano Alejo Carpentier:
En 1441 diez nativos del norte de Guinea son llevados a Portugal como
“presente” hecho al rey Enrique el navegante por un comerciante y
viajero, Atam Concalvez, quien los traía a título de mera curiosidad
exótica, como hubiese podido traer papagayos o plantas raras del tró-
pico. Pero pronto entendieron los hombres de Europa que esas “rare-
zas tropicales” podían constituirse en formidables fuerzas de trabajo

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105
y ya, tres años más tarde eran doscientos treinta y cinco africanos,
entre hombres, mujeres y niños, los que fueron llevados a la fuerza
a Portugal –“para salvación de sus almas hasta entonces irremisible-
mente perdidas”– nos aclara un apasionado cronista”.
-
vados a la isla “La Española” (Santo Domingo), Cuba, Jamaica, y Puerto Rico.
Pero esta costumbre estaba ya generalizada en España a imitación de Portu-
gal. Cervantes habla de ello en sus “Novelas ejemplares”.
El expansionismo comercial del siglo XV, que encontró fatalmente a América
atravesada cuan larga es en medio del Océano Atlántico como un “obstáculo
insalvable” en el camino hacia Oriente, y que realizó el prodigio de que el su-
jeto blanco conociera este continente y a las gentes que verdaderamente lo
habían descubierto, terminó por generalizar la esclavitud ya superada desde

originaria de capital en Europa. El trabajo de los negros, al principio domés-
tico en la península ibérica y después esclavizado fue la fuente esencial de
esta riqueza.
El descubrimiento de América por parte de los europeos, continúa diciendo
Marx, fue consecuencia de la expansión comercial del capitalismo y a la vez
causa de su ulterior desarrollo.
La esclavitud negra se institucionalizó frente al fracaso de la esclavitud indí-
gena. Y se argumentaba por parte de las metrópolis respectivas, principal-
mente la fortaleza muscular, la resistencia física y la capacidad de rendimien-
to en el trabajo de los africanos.
En gracia a la especulación que sentamos al principio, preguntamos: ¿Será
que ese tronco humano que no emigró del lugar de origen natural del hom-
bre, África meridional, concentró en su ser físico más fortaleza que los que
decidieron salir o fueron obligados a la diáspora étnica terminando por adap-
tarse a otros medios diferentes al que los produjo?
Pues bien. Aceptemos que todo esto que a nivel físico se le atribuye a los
José Gabriel Coley

106
negros, incluyendo lo sexual, sea cierto, ¿pero acaso, el nivel superior en el
campo corporal en su conjunto, tiene su correspondencia en el campo psí-
quico? Las bestias bien dotadas en el nivel esquelético y muscular no lo son
tanto en inteligencia. Casi no la necesitan. ¿O es que el desarrollo físico es
inversamente proporcional al desarrollo mental? Entonces, ¿en qué quedaría
el ideal griego de la relación cuerpo –mente o mente– cuerpo?
(V)
Los hombres que se quedaron en África, igual que los que llegaron a Améri-
ca, estuvieron durante milenios separados del resto de sus congéneres que
emigraron y se situaron en otros continentes: las sociedades africanas por el
impenetrable desierto del Sahara y las americanas por dos inmensos e inson-
dables océanos.
Por motivos que son extraños, tal parece que los humanos que emprendie-
ron las caminatas ya mencionadas, alejándose del tronco común y de su
medio connatural hacia otras latitudes de la tierra, no volvieron a transitar
habitualmente, ni de ida ni de regreso, esos senderos. En África quedaron los
ascendientes puros de la especie en el mismo medio que los había creado;
y en América, después de cruzar el estrecho de Berhing y las expediciones
melano-polinésicas, tampoco volvieron regularmente a andar ni desandar la
diáspora inicial.
El resto de la dispersión de la humanidad que pudo sobrevivir, se adaptó y
fueron transformando los diferentes y extraños medios donde se ubicaron
unos y otros (básicamente Europa, Asia, y el norte de África), lo que posibi-
litó avances, desarrollos y creaciones de técnicas diversas. Pero todos estos

territorial de sus espacios. Las guerras, las invasiones y el afán de dominio
entre sí, fue la constante. Guerra no solo es muerte sino más que todo so-
metimiento del vencido. Pero este último no desaparece, se perpetúa en la
derrota. Así los vencedores asimilan lo mejor de sus víctimas y lo insertan

progresos”. Incluso, como ya se dijo, se dio la mezcla biológica inevitable a


107
partir del botín sexual además de combinación de costumbres, neologismos
y hasta creencias religiosas.
Por esas razones, los avances respectivos de cada pueblo repercutían, con
guerras de dominio o no, en cadena (o efecto dominó como ahora se dice)
entre todos los pueblos que se instauraron desde el norte de África llegando
hasta Europa; o a los que llegaron al Medio y Lejano Oriente, como ya se ex-
plicó. Las concomitancias, repercusiones y apropiaciones recíprocas hicieron
mover la rueda de la historia, de la tecnología y de las culturas humanas de
manera desigual pero combinada, al decir de León Trotsky. Pero ese feed-
back constante, entre unos y otros, hizo realidad el progreso del todo en su
conjunto. No obstante, es prácticamente en el siglo XVI cuando la humani-
dad se “completa”, por decirlo de alguna manera, e integra a su totalidad las
partes faltantes: África y América, que son incorporadas a la “civilización” a
través de las guerras de colonización del capitalismo.
Los aislamientos naturales de las culturas de esos dos continentes habían
determinado su atraso tecnológico con relación al conglutinado de tierras y
culturas que ahora “descubrían” los europeos, cabalgando sobre la muerte,
la expropiación y la explotación que pondrían a su servicio como depositarios
de la punta de la civilización humana, la Península Ibérica, en este momento
histórico.
Por todos es sabido que esta incorporación del faltante humano al todo fue
por demás violenta, dolorosa y genocida. La historia de la humanidad ha sido
así. Son actos que hay que condenar y no olvidar, para que cada vez se repi-
tan menos mientras se realiza la utopía de la “paz perpetua” kantiana. Más
no podemos quedarnos llorando en América Latina sobre la sangre derra-
mada, ni volver atrás el tiempo. Son actos cumplidos e irónicamente por esa
violencia estamos vivos y pensando nosotros ahora. Precisamente por esa
violencia étnica y sexual de los ibéricos contra los amerindios y los negros
existimos. Si no hubieran sido ellos hubieran sido otros, y no existiríamos no-
sotros.
Por ejemplo, no sucedió lo mismo en América del Norte. Allí hubo exterminio
José Gabriel Coley

108
casi total de las tribus, y tanto ingleses como franceses se trasladaron con
sus familias y sus empresas evitando la mezcla para repoblar lo que ahora
son Estados Unidos y Canadá. Pero tuvieron también que necesitar de los
negros primero y después de otras migraciones que paulatinamente fueron
determinando sus respectivas nacionalidades, aunque siempre estuvieron
atentos, vigilantes y cuidadosos de su ser y pensar anglosajón, exhibiéndose
ahora como xenofóbicos.
(VI)
Hacia el siglo XVI del calendario cristiano-occidental, los hombres de África
y América habían desarrollado sus propias culturas sin afanes ni competitivi-
dad universal y satisfacían hasta ese momento las necesidades de sus socie-
dades y de sus imperios regionales. La globalización, desde que se conformó

pero al lograrse se puso al servicio de los blancos que convirtieron a los pue-
blos de América y África en sus colonias. Antes lo habían hecho con Asia. El
saqueo de metales preciosos, la explotación y la dependencia de las metró-
polis que aun hoy continúa, nos trajo el atraso que ellos llaman eufemística-
mente “subdesarrollo”.
El desarrollo y el subdesarrollo son parte del mismo proceso. Es decir, lo que
genera desarrollo en algunos sectores del planeta igualmente genera subde-
sarrollo en las otras. Por ello nosotros no somos países subdesarrollados, ni
en vías de desarrollo, sino países súper explotados y dependientes desde el
siglo XVI, desde cuando ellos llegaron, dominaron e impusieron los códigos
de la ética del hombre blanco, sus símbolos, y su estética. Todo lo que los
europeos, hacían o disponían era bueno, luego bonito y luego bello.
           

fealdad, proviene de malo, pero es equiparado a feo. Todo lo feo no es malo,
ni todo lo malo es feo.
Entonces los hombres blancos, como portadores de lo bueno, eran bonitos,


109
bellos; idénticos a los romanos como ya vimos. Los malucos eran los indios,
pero más malucos los negros. Por el atraso tecnológico frente a los europeos,
tanto indios como negros, fueron considerados inferiores, sin inteligencia y
“menores de edad” en el sentido kantiano. La artillería de las armas de fuego
sirvió para deslumbrar, dominar y convertir: El Dios único de Hernán Cortez
y de Francisco de Pizarro era más fuerte que todos los dioses de Moctezuma
y Atahualpa juntos. Igual suerte corrieron Adaza, Changó y Yemayá, dioses

disfrazarse de las divinidades españolas del catolicismo popular.
Aquiles Escalante nos aclara que es importante destacar el hecho de que los
etnoafricanos llegados al nuevo mundo no venían con la cabeza vacía, como
piensan ingenuamente los negrófagos. Por el contrario, su herencia social
en muchos aspectos superaba a las de nuestros indígenas; eran portadores
de una tradición de productividad y trabajo, fruto de sus instituciones socio-
culturales, hercovishano puro, quien fuera mi profesor de Antropología Física
y Cultural en la Universidad del Atlántico.
(VII)
He pasado re-vista, re-visión y re-visado cómo los factores culturales hicieron
del negro el maluco, el cabeza de millo, el “inferior –mejor dotado–” físicamen-
te, pero bruto, apto a lo sumo, para divertirnos, atendernos o servirnos, bien
sea como maraquero, lustrabotas o boxeador (todavía al boxeo le llaman el
deporte de las narices chatas). O quizá como atleta, futbolista o cantante. O
beisbolista, y de los buenos en grandes ligas, ni más faltaba. Pero volviendo al
pre-texto de estas notas, ¿político y presidente de Estados Unidos? Cuando fue
elegido Obama pensé que no lo dejarían posesionar o que habría magnicidio.
Esas cábalas mías no eran infundadas en una nación tan racista, segregacionis-
ta e intolerante como Estados Unidos. Pero nada de esto ocurrió.
Si bien es cierto, Abrahan Lincoln decretó la libertad de los esclavos, los ne-
gros solo fueron asimilados entre los gringos como ciudadanos de segunda
categoría. Únicamente hasta 1965, y después de muchas luchas, sobre todo
las de Martin Luther King, inmolado posteriormente, consiguieron el dere-
José Gabriel Coley

110
cho al voto. Por lo tanto, yo consideraba que había transcurrido muy poco

ese país que apuntara hacia una captación mayoritaria para un negro en la
presidencia. Incluso no una vez sino dos, dado que fue reelegido.
De alguna manera, Barack Obama no es simplemente un negro, es simple-
mente humano. Y a él como al resto de la especie “todo lo humano nos perte-
nece”, al decir de Mariátegui. Se crió en Chicago cuna libertaria por historia.
La humanidad la recordará perpetuamente por haber conquistado la jornada
laboral de 8 horas diarias de trabajo (aunque todavía los latinos a destajo y
sin papeles se doblen hasta 16 o más horas para mandar remesas a sus fami-
lias al sur del río Bravo, remesas estas que ahora les quieren limitar). Había
-

africano de Kenia y su madre, árabe por sangre y de cultura medioriental,
pero él calvinista, como cualquier habitante del puro centro de Europa.
¿Qué mejor mezcla de la humanidad se le puede pedir a un individuo, indepen-
dientemente del color de su piel, añadiéndole que es egresado de la Universi-
-
to: nadie es superior a nadie en la especie. Ni política, ni ética, ni estéticamente
hablando. La especie Homo Sapiens, insisto, es una, diferente y única. Si las
presidencias de Obama fueron buenas o malas, para este caso no interesa.
Pero en la especie humana, como cualquier especie animal, para que mejo-
ren las espigas se debe tender más a lo separado, y no buscar lo cercano. Por
eso a la endogamia la misma vida la aborrece. Si no se evita que ocurra, la na-
turaleza toma su venganza, degenerando a los hijos prohibidos. Y si persiste
insistentemente en el error de cercanías reproductivas, cualquier especie o
subgrupo, correrá el riesgo de desaparecer por incompetencia.
(VIII)
La antropología como ciencia, se ha expresado desde hace un buen tiem-


111
po en contra de la categoría “raza”, menos “pura”, mucho menos “cuatro”
y muchísimo menos “superior” o “inferior. Más bien, predica el término
   
fuertemente con su medio y que conservan modos colectivos de vida, cultu-
ra, grupos idiomáticos y pautas de conducta comunal que se transmiten de
generación en generación. Hoy día se estiman en más de 150 en el planeta.
La apertura humana a su totalidad, parece ser la clave del futuro de la huma-
nidad. Es decir, el otro también soy yo, luego lo que resulte de nuestra inte-
ractuación, seremos nosotros, o sea todos. Ese resultado universal se está
experimentando en el Caribe, desde Colón hasta nuestros días, más que en
-
fo mexicano José Vasconcelos que, entre otras cosas, visitó a Barranquilla a
principios del siglo XX.
Para Vasconcelos el Caribe “punto de encuentro de todos los caminos”, es la
síntesis de la humanidad. Por Caribe él entendía todo el mare nostrum inter-
no que comienza en la península de la Florida en Estados Unidos que encie-
rra el golfo de México, todos los istmos de Centroamérica, la costa norte de
Colombia, la de Venezuela y las Guayanas hasta el delta del río Amazonas en
Brasil; y por supuesto el rosario de las islas antillanas, mayores y menores.
En esta región de la tierra, que guarda tanta intimidad con el mar, están
presentes las culturas inglesa, española, francesa, holandesa y portuguesa,
amén de las africanas y las supérstites indígenas. A esto hay que añadir las
migraciones de ascendencia arábiga, del medio y lejano Oriente y las asiáti-
cas en general, sin olvidar las oleadas italianas y alemanas en Barranquilla y
otras costas, pueblos y ciudades bañados por este cálido mar, llegadas en el
siglo pasado, después de las dos grandes guerras.
En ninguna otra parte del mundo como en el Gran Caribe de que hablaba Vas-

étnica está la variedad de la belleza de sus mujeres que impiden la rutina
y hacen del suicidio por hastío amoroso un imposible. En el Caribe no solo
tenemos a las negras voluptuosas que comentamos hace un rato. Allí están
José Gabriel Coley

112
morenas delgadas y rítmicas y de ojos tan verdes como nuestro mar y “en
que sus ojeras se ven las palmeras borrachas de sol”; blancas de ojos negros;
chiquitas y chaparritas, miniaturas esculturales; indias de miradas adormita-
das; mulatas de ojos como soles tan abundantes en La Habana o Santa Mar-
ta; hueras o rubias como traídas de Alemania; gorditas ágiles y graciosas; ne-
gras timbas casi turquí como las palenqueras; indias cruzadas con negros en
La Guajira; monas catiras pelo malo de labios gruesos y sensuales; mestizas
de pupilas vietnamitas; trigueñas doradas como mazorcas con “el embrujo

pero valientes en la cama; o peso-pesadas de proporciones generosas pero
livianas cuando de amar se trata, etc. Aquí nunca hay más de lo de siempre.
El mar Caribe es la sopa de la humanidad reencontrada en su unidad desde
el siglo XVI. Somos el caldo de cultivo del futuro. Pero no olvidemos nunca
al nutriente de la etnia de color, llamada también morena, gracejo disimula-
dor de la negritud, fuertemente presente en todos nosotros. Aclaramos que
moreno, proviene de mora, luego morado u oscuro; de allí moro, también
despectivo, de donde moroso. O como me lo dijeron la sexta vez que viaja-
mos a Cuba: “¡Oye, jabao¡, no te preocupes, en el Caribe todos somos café
con leche. Unos con más café que leche y otros con más leche que café. Pero
todos somos café con leche”; como para indicarme, que en Caribe, solo hay
mezcla. Aquí, ni el negro más negro es negro ni tampoco el blanco más blan-
co es blanco. (Nader, 2016)
En América Latina en los dos últimos siglos los personajes indiscutiblemente
han sido caribes: Simón Bolívar y Fidel Castro. En el Caribe sus habitantes
pensamos y tal vez mejor que en el resto de América. No hay que seguir sien-

es tener la piel del color del maní tostado, sino de ideas. El problema no es de
pelo ensortijado, sino de lo que está debajo del pelo.
Se hace necesario pues, volver la mirada hacia nuestro pasado común, Áfri-
ca; no como el escenario de aventuras de un blanco superior llamado Tarzán,
que después de haber sido amamantado por una chimpacé, logró dominar
-


113
ciones, sin menospreciar a los afrodescendientes que tanta riqueza han pro-
ducido y tanta explotación y discriminación han (o hemos) sufrido por siglos.
Todos somos miembros de la misma especie y habitantes del planeta que es
ancho, ajeno y que a todos nos pertenece por naturaleza, como un intento
para superar las segregaciones, desigualdades y prejuicios históricos de la
llamada cultura occidental.
Referencias bibliográcas
Cassire, E. (1990). Antropología. México: FCE.
Escalante, A. (2004). El negro en Colombia. Colombia: Ed. Antillas.
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José Gabriel Coley
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