REVISTA AMAUTA • UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO • BARRANQUILLA (COL.) • ISSN 1794-5658 • NO. 30 • JUL-DIC 2017 • 71-83
Recibido: Enero 31 de 2017 Aceptado: Mayo 2 de 2017
Abordaje discursivo de una caricatura política
1
Discussion approach of a political caricature
Efraín Morales Escorcia
2
, Josefa Samper Suárez
3
Universidad del Atlántico, Colombia
DOI: http://dx.doi.org/10.15648/am.30.2017.6
RESUMEN
Este artículo ilustra el análisis del discurso de una caricatura política y consta de tres partes centra-
les. Primero, la elucidación de las características generales de los fenómenos discursivos señaladas
por Dominique Maingueneau (2005); luego, la caracterización general de la puesta en escena del
lenguaje propuesta por Patrick Charaudeau (1986, 1992) y, nalmente, el abordaje sucinto de la
enunciación desde la perspectiva de Bajtín/Voloshinov (1998). Para tal cometido, se toma como
pretexto una caricatura política de Vladdo, publicada en 2011 en la revista Semana, y se emplea el
método empírico-deductivo para la explicación de la misma. Conforme a su propósito, el artículo
muestra la operatividad de estas tres perspectivas discursivas, sus convergencias y las diversas
posibilidades que ofrecen para el estudio del lenguaje.
Palabras clave: Discurso, Puesta en escena del lenguaje, Enunciación, Caricatura política.
ABSTRACT
This article presents the discourse analysis of a political cartoon, created by Vladdo (2011) and
published in Semana magazine. It contains three sections. In the rst one, there is a general descrip-
tion of the general features of the cartoon based on the discourse characterization by Dominique
Mainguenaeau (2005). In the second part, an explanation of the cartoon is provided following
Patrick Charaudeau’s (1986, 1992) general setting-up of discourse frame. In the last section, the
cartoon is analyzed from an enunciative perspective as outlined by Bajtín/Voloshinov (1998). Fol-
lowing an empirical-deductive methodology, this text aims at showing the strengths of these three
analytical approaches, their convergent and divergent points, as well as their potential in the discur-
sive study of language phenomena.
Key words: Discourse, Setting-up of discourse, Enunciation, Political cartoon.
Cita de este artículo (APA): Morales, E. & Samper, J. (2017). Abordaje discursivo de una caricatura política.
Amauta, 15(39), 71-83. http://doi.org/10.15648/am.30.2017.6
1 Artículo de re exión.
2 Magíster en Lingüística de la Universidad del Atlántico. Magíster en Artes, Letras y Lengua de la Uni-
versidad de París XIII. Docente tiempo completo ocasional de la Universidad del Atlántico (Barranquilla,
Colombia). Investigador del Grupo de Investigación Círculo de Análisis del Discurso – Cadis de la misma
institución. eframoralesco@hotmail.com
3 Magíster en Lingüística de la Universidad del Atlántico. Docente tiempo completo ocasional de la Univer-
sidad del Atlántico (Barranquilla, Colombia). Investigadora del Grupo de Investigación Círculo de Análisis
del Discurso – Cadis de la misma institución. josefa.samper@gmail.com
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Abordaje discursivo de una caricatura política
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Introducción
El ejercicio aquí propuesto ilustra de
manera concreta el análisis del discur-
so de una caricatura política. Sin pre-
tender constituirse en modelo, intenta
ser lo más didáctico posible en aras de
ofrecer una explicación del fenómeno
estudiado, con base en teorías lingüís-
ticas que superan los acercamientos
meramente subjetivos. Su exposición
ha sido organizada en tres partes cen-
trales: primero, la elucidación de las
características generales de los fe-
nómenos discursivos señaladas por
Charaudeau y Maingueneau (2005);
luego, la caracterización general de
la puesta en escena del lenguaje pro-
puesta por Patrick Charaudeau (1986,
1992); y, nalmente, el abordaje su-
cinto de la enunciación desde la pers-
pectiva de Bajtín/Voloshinov (1998).
Para tal efecto, se ha tomado como
pretexto una caricatura de Vladdo y
se ha empleado el método empírico-
deductivo, es decir, se ha utilizado un
material de lenguaje real para, a partir
del mismo, dar cuenta de su estructu-
ra discursiva. Se ha pensado, en aque-
llos estudiantes que deben enfrentar la
realización de análisis discursivos y,
ante el amplio espectro teórico de la
disciplina, no saben cómo proceder.
Antes de pasar al desarrollo de cada
uno de los aspectos anunciados, con-
viene hacer alusión a la caricatura
como género y, en particular, a la ca-
ricatura escogida para este trabajo. La
caricatura ha sido de nida como una
representación grá ca exagerada de
uno o varios personajes, con el pro-
pósito de dar a conocer un mensaje,
idea u opinión, generalmente satiri-
zada, sobre un tema particular. Este
género se caracteriza por su concisión
y precisión, dado que el caricaturista
debe con pocos trazos captar la esen-
cia de los personajes para permitir su
reconocimiento, tanto físico como
psicológico, a pesar de las modi ca-
ciones y exageraciones que él les rea-
lice. Además, según Gamonal, como
se citó en Peláez Malagón (2002), la
caricatura es usada como un recurso
agresivo para dirigirse y degradar a
personas reconocidas y/o investidas
de cierta autoridad.
La caricatura abordada en este traba-
jo fue publicada en la revista Semana
en el primer semestre del año 2011.
Su autor es el periodista y caricatu-
rista colombiano Vladimir Flórez
(Vladdo), varias veces galardonado
por su obra grá ca en certámenes
nacionales e internacionales. En la
actualidad, Vladimir Flórez es carica-
turista de la Revista Semana, colum-
nista del diario El Tiempo, y director
y presentador del programa “NSN
Noticias”. La muestra aquí estudiada
pertenece al subgénero de la carica-
tura política, el cual –de acuerdo con
Peláez Malagón (2002)– se enfoca en
“cuestiones estrictamente políticas,
desde un nivel local o internacional;
y en él no solo se representan a diver-
sos personajes contemporáneos, sino
que (…) se representan, por medio de
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imágenes conceptuales, decisiones u
opiniones sobre política en general”.
En las últimas décadas, los carica-
turistas políticos del País han tenido
abundante material de trabajo en los
numerosos casos de corrupción que
salen a la luz pública, los han denun-
ciado y han contribuido a la re exión
sobre el tema
4
.
Características generales de los fe-
nómenos discursivos
Charaudeau y Maingueneau (2005)
es el encargado del artículo «discur-
so» del Diccionario de análisis del
discurso que él mismo codirigió con
Patrick Charaudeau. Allí, ante la di -
cultad de de nir de manera satisfacto-
ria y consensual la palabra discurso,
propone ocho características inhe-
rentes a cualquier acto discursivo, las
cuales serán detalladas a continuación
e ilustradas con base en la caricatura
seleccionada:
El discurso supone una organiza-
ción transoracional
De acuerdo con Charaudeau y Main-
gueneau (2005), “en tanto unidades
transoracionales, los discursos están
sometidos a reglas de organización
vigentes en una comunidad determi-
nada, la de los múltiples géneros de
discurso” (p.85).
4 Para mayor información al respecto, ver: Gon-
zález Aranda (2009-2010).
En el caso de la caricatura, se tra-
ta a menudo de un cuadro dentro
del cual aparece la imagen del (de,
los) personaje(s) y poco texto. Los
dibujos deben remitir al o a los per-
sonajes reales, a partir de sus rasgos
prominentes; los textos, si los hay,
deben remitir a discursos y/o puntos
de vista de tales seres reales carica-
turizados. Por ejemplo, la caricatura
política aquí abordada se inscribe en
la sección “Opinión” de la revista Se-
mana, lleva por título “No sabe, no
responde”, ocupa una página entera y
se compone de dos planos dentro de
un recuadro grande. En el plano su-
perior, con dibujos más grandes que
el del plano inferior, se representa un
brindis: aparecen dos manos estiliza-
das, una masculina y una femenina,
chocando con re namiento las copas;
en el puño del saco del hombre se lee
la palabra “corrupción”; el puño de
la mujer luce una pulsera elegante;
una viñeta en la que se lee la pala-
bra: “¡Salud!”, indica lo dicho por el
hombre en el brindis; la viñeta con el
discurso de la mujer contiene un jue-
go de palabras: “¡Chin chin! Digo…
chan con chan…”.
En el plano inferior, en un dibujo de
menores dimensiones, aparece un
hombre de espaldas, medio cuerpo,
con el brazo derecho levantado y el
dedo índice señalando hacia arriba en
actitud enérgica, –aspectos resaltados
por el caricaturista para que no haya
duda de quién se trata–. Hay también
dos viñetas con frases pronunciadas
74
por el personaje, una de ellas enfa-
tizada “¡NO, NO Y NO!” y otra que
encierra la negación de lo que en el
plano superior se muestra como algo
más que evidente: “No hay nada tur-
bio en mi gobierno”.
Como se colige de la anterior descrip-
ción, esta estructura trasciende los
límites oracionales y su organización
se halla íntimamente ligada al tipo de
discurso al cual pertenece. Más aún,
cada uno de los detalles señalados
tendrá gran relevancia a la hora de in-
terpretar la caricatura.
El discurso está orientado
Charaudeau y Maingueneau (2005)
plantea que todo discurso está orien-
tado debido a que es concebido “en
función de una mira del locutor” y
“también porque se desarrolla en el
tiempo” (cursivas en el original). Esto
signi ca que el discurso es construi-
do “en función de un n” y “va hacia
alguna parte”, lo cual no impide que
pueda desviarse, cambiar de dirección
y retomar su curso. En la caricatura
política analizada, todo representa –al
decir de Maigueneau– “un auténtico
«guiado» de la palabra por parte del
locutor” (p.181), o sea, del caricaturis-
ta. Véase lo icónico, la frase tríadica,
la forma autoritaria de enunciar: todo
apunta a facilitar la identi cación del
más reciente exmandatario del país y
a poner en tela de juicio la cacarea-
da transparencia de su gobierno. En
tal sentido, no es gratuito que la re-
presentación de la corrupción (plano
superior de la caricatura) ocupe más
espacio que la pretendida defensa del
gobernante (plano inferior).
El discurso es una forma de acción
Apoyado en Austin (1962) y Searle
(1969), Charaudeau y Maingueneau
(2005) hace alusión a la idea de que
“toda enunciación constituye un acto
(…) dirigido a modi car una situa-
ción” (pp.181, 182). En otras pala-
bras, decir es hacer. Para el caso del
género caricatura, decir equivale
comúnmente a criticar y esta crítica
busca la concienciación y, por qué no,
generar algún tipo de cambio social
más tangible. En tal sentido, la carica-
tura de Vladdo tiene como propósito
no solo producir hilaridad, sino fusti-
gar la actitud y la gestión política del
expresidente en cuestión. En última
instancia, se podría decir que el cari-
caturista aspira a generar el despertar
de los que aún idolatran la gura y el
estilo de dicho exmandatario.
El discurso es interactivo
El discurso solo es posible en la al-
teridad. El locutor al enunciar ins-
taura inevitablemente al otro. A este
respecto, Charaudeau y Maingueneau
(2005) precisa:
Toda enunciación, aun producida
sin la presencia de un destinatario,
está inserta de hecho en una inte-
ractividad constitutiva; es un inter-
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cambio explicativo o implícito con
otros locutores, virtuales o reales,
y supone siempre la presencia de
otra instancia de enunciación a la
cual se dirige el locutor y con res-
pecto a la cual construye este su
propio discurso. (p.182)
En concordancia con lo que acaba de
ser expresado, la caricatura como gé-
nero da cuenta de un proceso de inte-
racción entre un YO comunicante (ca-
ricaturista) y un TÚ interpretante (lec-
tor de la caricatura). Cabe aclarar que
este proceso de interacción no es rea-
lizado en el mismo espacio, los inter-
locutores no están físicamente el uno
frente al otro, y que, por lo mismo, la
reacción del (de, los) interpretante(s)
no se percibe enseguida. Retomando
la caricatura analizada, los oposito-
res del exmandatario se sentirán, sin
duda, identi cados con la versión de
la realidad ofrecida por el caricaturis-
ta. Sus aliados y las personas que per-
tenecieron o tuvieron alguna relación
positiva con su gobierno, la verán,
por el contrario, como una ofensa o
un agravio. Y no faltarán los que, ale-
jados de la realidad política nacional,
encuentren poco o ningún sentido a
esta caricatura; pero lo más seguro es
que el locutor (Vladdo) no haya pen-
sado en estos últimos al momento de
elaborar su discurso.
El discurso es contextualizado
Charaudeau y Maingueneau (2005)
aclara que no hay que ver el contexto
como el “marco”, el “decorado”, en el
cual “interviene” el discurso. El con-
texto resulta esencial para la produc-
ción/interpretación del discurso. Esto
lo lleva a sostener que “no hay discur-
so que no esté contextualizado; no se
puede asignar verdaderamente senti-
do a un enunciado fuera de un con-
texto; por lo demás, el discurso con-
tribuye a de nir su contexto y puede
modi carlo durante la enunciación”
(p.182), (cursivas en el original).
Volviendo a la caricatura escogida,
esta no puede ser analizada por fuera
del contexto político del país. Si los
interpretantes no están en capacidad
de reconocer al personaje, a partir
de los rasgos físicos y de comporta-
miento que lo caracterizan y de los
hechos que marcaron su gestión, esta
será solo un dibujo más. Ahora bien,
es posible que pueda reconocerse el
personaje, pero que se desconozca la
actualidad política nacional, los casos
de corrupción cometidos en el manda-
to anterior y que han salido reciente-
mente a la luz pública. En este último
caso, la interpretación resultaría tam-
bién incompleta o parcial y sería muy
difícil tomar una posición razonada a
favor o en contra. Esto correspondería
a la situación de aquellos interpretan-
tes desconocedores de la realidad po-
lítica nacional a la cual se hizo alusión
al nal del apartado anterior.
El discurso es tomado a cargo
Este punto remite al asunto de los
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comportamientos enunciativos y de
las modalizaciones y modalidades
enunciativas (Charaudeau, 1992).
Charaudeau y Maingueneau (2005)
lo resume diciendo que el discurso
siempre “está referido a una instancia
que se plantea como fuente de las lo-
calizaciones personales, temporales y
espaciales e indica a la vez qué acti-
tud adopta respecto de lo que dice y
respecto de su interlocutor” (pp.182,
183). De acuerdo con esto, puede a r-
marse que el caricaturista Vladimir
Flórez, conocido con el seudónimo de
Vladdo, es el responsable de lo que
plantea la caricatura seleccionada. Su
posición crítica frente al gobierno an-
terior es más que evidente y lo cap-
tura en sus rasgos más prominentes:
la gura autoritaria del exmandatario,
sus “famosas” frases triádicas, el mis-
mo término pronunciado tres veces,
y la marcada contradicción entre su
discurso y los hechos que saltan a la
vista.
El discurso está regido por normas
El discurso no se da de cualquier ma-
nera y porque sí; por el contrario, tie-
ne sus reglas, de acuerdo con los dis-
tintos géneros, y debe ser legitimado.
Dicho de otro modo, no produce un
discurso quien quiere, como quiere,
donde y cuando quiere. En tal sentido,
Charaudeau y Maingueneau (2005)
sostiene que “la actividad [discursiva]
está regida por normas especí cas”
y que “ningún acto de enunciación
puede postularse sin justi car de una
u otra manera su derecho a presen-
tarse tal como se presenta.” (p.183).
Vistas así las cosas, la caricatura –en
particular la de carácter político– no
es la excepción de la regla. En el caso
analizado, el caricaturista Vladdo se
sujeta a las normas del género, entre
otras: Empleo de los sistemas icónico
y verbal, precisión grá ca, empleo de
la parodia, etc. Además, legitima este
discurso en su condición de periodis-
ta reconocido y ciudadano colombia-
no, conocedor de la realidad política
nacional y, ante todo, con derecho a
opinar.
El discurso está captado en un inter-
discurso
Charaudeau y Maingueneau (2005)
a rma que “el discurso solo cobra
sentido en el interior de un universo
de otros discursos a través del cual
debe abrirse un camino” y agrega que
“para interpretar el más mínimo enun-
ciado, es preciso ponerlo en relación
con toda clase de otros que uno co-
menta, parodia, cita” (p.183). La cari-
catura seleccionada no podría ser me-
jor ejemplo de esto, pues ella es una
parodia grá ca y verbal. Quien tenga
un mínimo conocimiento de los acto-
res de la vida política nacional, podrá
reconocer en el dibujo la identidad del
personaje que habla. Alguien más en-
terado de esa misma realidad, percibi-
rá incluso la parodia que se hace de su
forma de hablar (más adelante, se vol-
verá sobre este punto de la parodia).
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La puesta en escena del lenguaje
Charaudeau (1992)
5
plantea que todo
acto de lenguaje pone en escena cua-
tro sujetos con estatus distintos y que
participan en dos circuitos diferentes,
pero interrelacionados. Ellos son:
a) Los interlocutores del acto
de lenguaje, seres sociales y
sicológicos, externos al acto
pero insertos en él, los cuales
son de nidos por un cierto nú-
mero de rasgos de identidad
cuya pertinencia depende del
acto comunicativo en cuestión.
Uno de estos interlocutores es
el locutor-emisor, el cual pro-
duce el acto de comunicación
(podemos llamarlo “sujeto
comunicante”); el otro es el
interlocutor-receptor, que re-
cibe el discurso del locutor, lo
interpreta y reacciona a su vez
(podemos llamarlo “sujeto in-
terpretante”).
b) Los protagonistas de la enun-
ciación, seres discursivos, in-
ternos en el acto de lenguaje,
los cuales son de nidos a través
de sus comportamientos dis-
cursivos. Uno de estos protago-
nistas es el locutor-enunciador
(o “enunciador”), el cual pone
en escena las intenciones dis-
cursivas del locutor; el otro es
el interlocutor-destinatario (o
5 Traducción de Julio Escamilla Morales, con -
nes estrictamente académicos.
“destinatario”), al cual el locu-
tor le concede un determinado
lugar dentro de su discurso.
(pp.643, 644)
Como se puede colegir, el locutor-
emisor o Yo comunicante (YOc) y el
interlocutor-receptor o Tú interpre-
tante (TÚi) actúan en el circuito ex-
terno del acto de lenguaje. El locutor-
enunciador o Yo enunciante (YOe) y
el interlocutor-destinatario o Tú desti-
natario (TUd) aparecen en el circuito
interno y dependen del YOc que los
con gura en su discurso. Por su parte,
el TÚi es el responsable del proceso
de interpretación y para ello no está
subordinado al YOc. Ahora bien, los
interlocutores pueden interactuar en
el marco de una situación interlocu-
tiva o de una situación monolocutiva.
En esta última se inscribe el discurso
de la caricatura y, por lo mismo, se
hará referencia a ella a continuación.
La situación monolocutiva
Charaudeau (1992) la describe en los
siguientes términos:
Cuando los interlocutores no es-
tán presentes físicamente frente
a frente, el contrato no permite el
intercambio y el canal de transmi-
sión es oral o grá co; el locutor se
encuentra en una situación en la
que no puede percibir inmediata-
mente las reacciones del interlocu-
tor (solo puede imaginárselas). No
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queda, por lo tanto, “a merced” de
este y puede organizar de manera
lógica y progresiva lo que quiere
decir. Ello indica que la con gura-
ción verbal correspondiente a esta
situación comprende unas particu-
laridades opuestas a las de la situa-
ción [interlocutiva]:
- orden de las palabras llamado
progresivo;
- construcción continua y jerar-
quizada;
- una sucesión de términos cuyo
sentido está jerarquizado.
- una explicación necesaria de lo
que podría signi car la entonación
y las mímicas, en el caso que el
canal de transmisión sea grá co.
(p.639)
En la caricatura seleccionada, el cari-
caturista Vladdo no está frente a los
lectores de la misma, ni puede perci-
bir la reacción de estos, ya que se en-
cuentra en un espacio físico diferente
al de ellos. Por eso, en el momento de
la enunciación, no existe posibilidad
alguna de intercambio directo entre
Vladdo y los lectores. Además, él dis-
puso de tiempo para organizar, estruc-
turar y diseñar el discurso como a bien
lo tuvo antes de su publicación. Pudo,
entonces, valiéndose de los sistemas
icónico y verbal, explicitar rasgos fí-
sicos, gestos y hasta parodiar discur-
sos para facilitar la comprensión de
su mensaje. Otra cosa diferente será
que quien lo interprete se muestre de
acuerdo o en desacuerdo con lo dicho.
Figura 1. Puesta en escena del lenguaje
Fuente: Adaptado de Charaudeau (1986)
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La puesta en escena del lenguaje en
la caricatura escogida
Hechas las consideraciones anterio-
res, la puesta en escena del lenguaje
en la caricatura de Vladdo, aquí es-
tudiada, puede ser representada de la
siguiente manera (ver Figura 1).
Como se observa en la gura 1, el
locutor-comunicante es el periodista,
caricaturista e ilustrador colombiano
Vladimir Flórez. Como se dijo en la
introducción, este periodista labora
en la revista Semana y en el diario El
Tiempo, entre otros medios, y ha sido
recompensado en muchas ocasio-
nes por la calidad de su producción.
A través de su caricatura, él propone
un contrato humorístico a los lectores
de este tipo de discursos que son los
interpretantes reales de la propuesta y
quienes deciden, en última instancia,
qué actitud asumen frente a la misma
y frente a su creador. Precisamente, él
toma como punto de partida (ESO
1
)
de su acto comunicativo lo que consi-
dera ser la actitud censurable del más
reciente expresidente de Colombia,
Álvaro Uribe Vélez, para criticarla
con su dibujo (ESO
2
). Por otra parte,
cabe suponer que en su condición de
comunicante concibe unos destinata-
rios conocedores de la realidad polí-
tica nacional, que pueden identi car
el personaje y, ante todo, capaces de
identi car y compartir su punto de
vista como caricaturista. Otra cosa
bien distinta es que los interpretantes
se identi quen o no con esta imagen
de destinatario que él ha con gura-
do. Ahora bien, este destinatario no
es señalado en el dibujo, pero sí el
enunciante, Vladdo, un ser discursivo
que critica, parodia, muestra lo que
otros hacen y dicen para cuestionar
una determinada realidad política. En
otras palabras, Vladdo vendría a ser
una especie de máscara que se pone
Vladimir Flórez, el periodista, la cual
le permite expresar su pensamiento y
sus convicciones políticas en el ejer-
cicio de su o cio como caricaturista.
Vistas así las cosas, esta caricatura es
un acto elocutivo, puesto que el dis-
curso es asumido por un sujeto que
convierte a su destinatario, sin men-
cionarlo de manera explícita, en testi-
go de lo que él está planteando (Cha-
raudeau, 1992, p.575).
El análisis va aún más lejos, porque la
caricatura esceni ca otros discursos
en clara relación intertextual (ver Fi-
gura 2), en los que enuncian tres per-
sonajes: dos anónimos (el hombre y
la mujer del brindis) y el que sin duda
alguna es el mencionado expresidente
colombiano. Basta jarse en los ras-
gos físicos, gestos y la parodia de su
manera de hablar. Para simpli car la
explicación, se ha centrado la aten-
ción en lo dicho por el tercer perso-
naje.
En efecto, la caricatura remite a un
comunicante real, revelado por el
personaje dibujado y lo que expresa.
Dicho personaje, dirigiéndose a un
destinatario no especi cado, llama-
Efraín Morales Escorcia, Josefa Samper Suárez
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do a aceptar lo que él le dice, niega
de forma tajante la existencia de co-
rrupción en el gobierno Uribe (ESO
2
).
Si se tiene en cuenta que el caricatu-
rista parte justamente de la creencia
opuesta (ESO
1
), la cual ha ilustrado
de manera magistral en el plano su-
perior del dibujo, se descubre enton-
ces la sátira que fundamenta la crítica
de su propuesta humorística. Por otra
parte, el interpretante de ese discurso
esceni cado, de haber sido represen-
tado, hubiese podido estar de acuerdo
o no con el mismo, al igual que los
interpretantes reales del discurso de
Vladdo en el espacio externo de este
acto comunicativo. En última instan-
cia, son estos lectores de la caricatura
los llamados a realizar la tarea de in-
terpretación de lo planteado por el ca-
ricaturista en su dibujo. Más aún, este
espera que su discurso sea interpreta-
do por individuos que se identi quen
con la imagen de destinatario que él
ha con gurado, que comprendan que
se trata de una crítica política y que
estén de acuerdo con ella. Ahora bien,
si los interpretantes no se identi can
con la imagen de destinatario elabo-
rada por el comunicante, el proyecto
discursivo de este no se modi ca, ya
que la interpretación de un acto de
lenguaje es independiente de su pro-
ceso de producción.
Queda claro que el discurso dentro de
la caricatura es apenas una esceni -
cación; pretende ser un discurso real,
Figura 2. Puesta en escena del discurso dentro de la caricatura
Fuente: Adaptado de Charaudeau (1986)
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pero es solo un instrumento al servicio
del propósito discursivo de Vladimir
Flórez, Vladdo. En consecuencia, hay
que tener presente que el caricaturis-
ta ha partido de una convicción per-
sonal condensada, a grosso modo, en
el ESO
1
de nido en este acercamiento
discursivo.
Mirada sucinta a la enunciación se-
gún Bajtín/Voloshinov
A comienzos del siglo XX, en Europa
del Este, más exactamente en Rusia,
Bajtín/Voloshinov dieron una mira-
da revolucionaria al lenguaje, la cual
sería con rmada y ampliada décadas
más tarde en Europa occidental. En-
tre sus aportes fundamentales está el
haber abordado el carácter dialógico
del lenguaje, la orientación social de
la enunciación y la relación explícito-
implícito, sin mencionar sus valiosas
contribuciones a los estudios litera-
rios. El carácter dialógico del len-
guaje fue tratado en la primera parte
desde la perspectiva de Maingueneau
y la coincidencia con Bajtín/Voloshi-
nov es contundente. Ahora, se hará
alusión a la orientación social de la
enunciación y a la relación explícito/
implícito, todo ello ilustrado a partir
de la caricatura de Vladdo.
La orientación social de la enuncia-
ción
A partir de su idea de la dialogici-
dad del lenguaje, Bajtín/Voloshinov
(1998) señalan que el hecho de que el
lenguaje instituya al otro en la enun-
ciación “presupone inevitablemente
que se tenga en cuenta la correlación
socio-jerárquica existente entre am-
bos interlocutores.” En consecuencia,
denominan “orientación social de la
enunciación a esta dependencia de
la enunciación del peso socio-jerár-
quico del auditorio” (p.55), (cursivas
en el original). Esto mismo es lo que
Charaudeau (1986) llama relación de
fuerza y presenta de la siguiente for-
ma:
La relación de fuerza toma en con-
sideración, de manera articulada,
aspectos tales como la fuerza físi-
ca, la personalidad, la inteligencia
y la competencia reconocida de los
participantes en una determinada
interacción. Estos aspectos ponen
de mani esto la posición jerár-
quica y el grado de tensión que se
establece entre los interlocutores.
(p.11)
Aunque la cita no lo menciona, Cha-
raudeau no desconoce el estatus social
de los interlocutores y su rol decisivo
en la relación de fuerza o en la orien-
tación social de la enunciación, al de-
cir de Bajtín/Voloshinov. Esto prueba
la con uencia de pensamientos y la
pertinencia de los mismos.
¿En la caricatura de Flórez hay orien-
tación social de la enunciación o re-
lación de fuerza? Por supuesto que sí
la hay. Vladimir Flórez, Vladdo, es
un periodista y caricaturista recono-
Efraín Morales Escorcia, Josefa Samper Suárez
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cido internacionalmente, publica en
medios de alta difusión y con buena
reputación en el ámbito nacional. Por
otro lado, sus lectores pueden ser ubi-
cados en un nivel sociocultural medio
o alto y esto incidirá sin duda a la hora
de tomar posición a favor o en contra.
Visto de otro modo, esta caricatura
no tendría las mismas repercusiones
si fuese producida por un caricaturis-
ta cuasi anónimo y publicada en un
modesto periódico de una pequeña
ciudad. He ahí la orientación social
de la enunciación o relación de fuerza
transversal a todo discurso.
La relación entre lo explícito y lo im-
plícito
Ahondando en sus re exiones, Bajtín/
Voloshinov (1998) a rman que “cada
enunciación, además de esta orien-
tación social, contiene un signi ca-
do, un contenido”. Agregan también
que “cada enunciación se compone,
en cierto sentido, de dos partes: una
verbal y una extraverbal”. Concluyen
que para interpretar una enunciación
hay que conocer la parte “extraver-
bal que determina el signi cado de
la primera parte, la verbal” (pp.57,
58) (Cursivas en el original). Esta
relación implícito-explícito ocupa un
lugar central en la teoría de la enun-
ciación y es lo que ha llevado a con-
siderar que la mayoría de las veces se
expresa más con lo que no se dice que
con lo que se dice.
La relación explícito-implícito en la
caricatura de Vladdo puede presentar-
se así: en su forma explícita, tal como
ha sido dicho, la caricatura muestra,
en el plano superior, un brindis en el
que se ven los brazos, las manos y las
copas de los dos personajes que brin-
dan y las viñetas que recogen lo dicho
por estos. En el plano inferior, en un
dibujo de menores dimensiones, se ve
a un hombre de baja estatura, de es-
paldas (medio cuerpo), vestido de tra-
je, con un mechón de cabello al aire y
el brazo derecho levantado en franca
actitud autoritaria. A la derecha y a la
izquierda de este personaje aparecen
dos viñetas con su discurso. En lo que
respecta a lo implícito, los elemen-
tos explícitos antes señalados permi-
ten inferir que el enunciante central
en esta caricatura es el expresidente
Álvaro Uribe Vélez tratando de ocul-
tar, negar la existencia de corrupción
(elocuentemente ilustrada en el plano
superior del dibujo) en su gobierno.
Prueba de ello se halla en la parodia
de su discurso prototípico, constitui-
do por un elemento que se repite tres
veces, al estilo de su famoso trabajar,
trabajar y trabajar. Asimismo, en la
actitud de negar todo lo que cuestione
su gestión y la de sus funcionarios, re-
curriendo al autoritarismo, como deja
entrever la frase No hay nada turbio
en mi gobierno y el gesto enérgico del
brazo derecho en alto y el índice ame-
nazante.
Abordaje discursivo de una caricatura política
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Conclusión
Los estudios del lenguaje deben ha-
cerse desde una perspectiva discur-
siva, la cual ha de ser integradora,
coherente y de preferencia multidis-
ciplinar. Primero, porque el lenguaje
es un ente vivo, en constante trans-
formación, y verlo en una sola direc-
ción sería reduccionista y limitado.
Segundo, porque los estudios oracio-
nales, más o menos contextualizados,
solo pueden dar una visión parcial de
los hechos lingüísticos, mas no de la
complejidad de los fenómenos dis-
cursivos. Tercero, porque el desafío
es realizar estudios que den cuenta
del fenómeno lenguaje en todos sus
niveles. Esto implica tomar en consi-
deración teorías a nes como la carac-
terización propuesta por Charaudeau
y Maingueneau (2005), la dinámica
de la puesta en escena del lenguaje
planteada por Charaudeau (1992) y
los aportes esclarecedores de Bajtín/
Voloshinov (1998) antes expuestos.
Obviamente, aún hay muchos aspec-
tos más a tener cuenta y lo hasta aquí
mostrado sirve apenas al propósito
del ejercicio planteado. Se hubiese
podido, por ejemplo, hablar más a
fondo del contrato y de las estrategias
de carácter discursivo o, desde una
perspectiva pragmática, de los actos
de habla presentes en la caricatura.
De todos modos, se espera que este
artículo constituya un modesto aporte
a la tarea de hacer explicaciones cada
vez más completas y mejor sustenta-
das, tal como lo exige el ámbito aca-
démico cientí co.
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Editorial Almagento.
Charaudeau, P. (1986). Análisis del
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http://www.banrepcultural.org/blaa-
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